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Descentralizar papado: ¿se acaba el primado de Pedro?
20 - 10 - 2015 - PAPADOS - Francisco

La influencia de insidias, riñas y dudas ha quedado galvanizada tras las palabras volcadas al diálogo, la unidad y el perfeccionamiento de la experiencia sinodal en los discursos del Papa Francisco y de los obispos de los cinco continentes que tuvieron eco el sábado 17 de octubre  en ocasión de la celebración del 50º aniversario de la institución de la Asamblea.Descentrar el primado de Pedro no es una novedad, también se encuentra escrito en la Evangelii Gaudium (punto 17).

Precisamente, con un nuevo espíritu inició este lunes 19 de octubre la tercera semana y última del sínodo de los obispos sobre la familia. Las palabras del Papa Francisco de este sábado han sorprendido.

Algunos lectores nos han dirigido al respecto varias cuestiones puntuales: ¿Qué significa la descentralización del papado? ¿Se acaba la primacía del sucesor de Pedro? ¿Es una pérdida del poder temporal del Vicario de Cristo?

Antes, ofrecemos algunas reflexiones al respecto:

Descentrar el primado de Pedro no es una novedad, también se encuentra escrito en la Evangelii Gaudium (punto 17). La novedad es que el Papa reitera la necesidad de “avanzar en una saludable descentralización”, algo que puede mover el piso a los conservadores, algunos curiales y a los nostálgicos preconciliares.

En este sentido, el sínodo pasa de ser un instrumento simplemente consultivo a ser un camino común para un gobierno compartido con las periferias del mundo. De hecho, el primer gran anuncio del Papa ha sido convocar dos sobre la familia y no evitar los temas más escandalosos: comunión a divorciados y separados que se han vuelto a casar, pastoral y acompañamiento para los homosexuales y crisis del matrimonio, entre infinidad de temas actuales.

Así, el Papa ha confirmado que el sínodo es un buen instrumento que va reforzado y mejorado. Sin duda ha sido una Asamblea que ha tenido obstáculos internos y sobre todo externos con la publicación pirata (con su límite de contenido y de forma) de una carta privada de 13 cardenales al Papa.

De este modo, el Papa se pone delante del sínodo no para dominarlo sino para apacentarlo y guiarlo como Sucesor de Pedro, pero sobre todo como servidor de Cristo y de su pueblo.

¡Atención! El Papa no habla de “reforma del papado”, sino de “conversión del papado”. Una visión del papado como servicio al pueblo que le pone sal y pimienta a una Iglesia institucional que puede perder la visión cristiana de su verdadera misión, con el riesgo de ser una simple corte papal o una jerarquía monoteísta tan pomposa como estéril.

Una vez más, el Papa ha puesto en el centro a Jesús y deroga la visión superficial de los medios sobre su figura carismática para hacerla decaer por su voluntad a un simple prisma de una luz más radiante que proviene de Dios.

Las palabras del sábado pueden causar malestar y dolor de cabeza a los rígidos de corazón y los apegados a los estatutos, por ello es bueno escrutar palabra por palabra y leerlo en su nexo con los gestos y documentos desde el inicio del pontificado. ¡Esto para evitar sorpresas!

Veamos punto por punto las cuestiones presentadas al inicio…

Papa: El verdadero poder es el servicio

El Papa indicó que el poder papal y de los ministros de la Iglesia es el servicio. “¡Jamás lo olvidemos! Para los discípulos de Jesús, ayer, hoy y siempre, la única autoridad es la autoridad del servicio, el único poder es el poder de la cruz, según las palabras del Maestro: “Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo” (Mt 20, 25-27)”

Si la historia es cíclica, un 19 de marzo de 2013, el Papa en la misa de inicio de su ministerio dijo que como sucesor de Pedro su misión comportaba también un poder, pero explicó de qué poder se trataba: el servicio, porque “sólo el que sirve con amor sabe custodiar”.

Entonces, el Papa en realidad no ha sorprendido a los más atentos cuando habla de descentralizar el papado e incluso convertirlo, siguiendo la enseñanza de Jesucristo que ha dado un poder a Pedro. Sin embargo, ¿de qué poder se trata? y ¿cómo se aplica a la sinodalidad?

El Papa enseñó que Jesús responde a Pedro con una invitación: “Apacienta mis ovejas” y “nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio”. En este sentido, Francisco recordó que también el Papa, “para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz”, que es “servicio humilde, concreto, rico de fe”.

El tema del poder “para custodiar a todo el Pueblo de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad” está relacionado con la descentralización y la conversión del papado, que pasa, además por las palabras recientes del Papa sobre la sinodalidad como “el camino que Dios se espera de la Iglesia del tercer milenio”.

Proponemos algunas citas textuales para que el lector puede interpretar por sí mismo:

La sinodalidad para escuchar con humildad y hablar con libertad: entra “en la conciencia de que escuchar es más que oír [12]. Es una escucha recíproca en la que todo el mundo tiene algo que aprender. Pueblo fiel, el Colegio episcopal, el obispo de Roma: “uno en escucha de los demás”; y todos en la escucha del Espíritu Santo, el ‘Espíritu de verdad’ (Jn 14:17), para conocer aquello que Él “dice a las Iglesias” (Ap 2,7).

El sínodo de los obispos es el punto de convergencia de este dinamismo de escucha dirigido a todos los niveles de la vida de la Iglesia. El sínodo empieza escuchando al Pueblo, que “incluso participa en el oficio profético de Cristo” [13], de acuerdo con un principio querido por la Iglesia del primer milenio: “Quod omnes tangit ab omnibus tractari debet”, agregó.

El camino del sínodo prosigue escuchando a los pastores. “A través de los Padres sinodales, los obispos actúan como verdaderos custodios, intérpretes y testigos de la fe de toda la Iglesia, que saber atentamente distinguir de los flujos cambiantes de la opinión pública”, expresó

El Papa garantiza, la unidad, la fe, la tradición de la Iglesia según la voluntad de Dios. Francisco recordó que en la víspera del sínodo extraordinario (octubre 2014) “desde el Espíritu Santo” se pedía a los padres sinodales el don de escuchar a Dios, al pueblo, a la gente.

El Papa rememoró que el proceso final del Sínodo es escuchar al Obispo de Roma, llamado a pronunciarse como “pastor y maestro de todos los cristianos” [15]. El Papa garantiza la tradición, quien abandona sus creencias personales, para ser en cambio “testimonio supremo del fides totus Ecclesiae”.

Descentralización del papado

El Papa quiere seguir la tradición de una Iglesia sinodal, y sobre este proceso dijo: “No es oportuno que el Papa sustituya a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, advierto la necesidad de proceder a una saludable descentralización”.

El Papa aquí subrayó la universalidad de la Iglesia que se refleja también en el “sínodo de los obispos, representando al episcopado católico, se transforma en expresión de la colegialidad episcopal dentro de una Iglesia toda sinodal.

Esta sinodalidad tiene” implicaciones ecuménicas” e influye positivamente en la relación, desde el Cisma de 1054, entre la Iglesia de occidente y la de oriente.

Primado de Pedro

El Papa Francisco dijo estar convencido de que, “en una Iglesia sinodal, también el ejercicio del primado Petrino recibirá mayor luz. El Papa no está, por sí mismo, por encima de la Iglesia; sino dentro de ella como Bautizado entre los Bautizados y dentro del Colegio episcopal como Obispo entre los Obispos, llamado a la vez, como Sucesor del apóstol Pedro a guiar a la Iglesia de Roma, que preside en el amor a todas las Iglesias.

Mientras reitero la necesidad y la urgencia de pensar en”una conversión del papado”, de buen grado repito las palabras de mi predecesor el papa Juan Pablo II: “Como Obispo de Roma soy consciente […], de que la comunión plena y visible de todas las Comunidades, en las que gracias a la fidelidad de Dios habita su Espíritu, es el deseo ardiente de Cristo.

Estoy convencido de tener al respecto una responsabilidad particular, sobre todo al constatar la aspiración ecuménica de la mayor parte de las Comunidades cristianas y al escuchar la petición que se me dirige de encontrar una forma de ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva”, manifestó el Pontífice. (ARY WALDIR RAMOS DÍAZ-ALETEIA)