En su 'Borrador de la política sobre Trabajo Sexual', AI argumenta que la expresión sexual es una necesidad primaria, que la venta de sexo "es un trabajo" y que las personas que se dedican a él merecen la misma protección legal y jurídica que cualquier otro empleado.
"Nuestra intención es proteger los derechos humanos de los trabajadores y trabajadoras sexuales", asegura en un comunicado Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional, pero obvia la relación que hay entre la prostitución y el tráfico de mujeres.
"Despenalizar la industria sexual"
Así lo denuncian diversos colectivos, muchos de ellos feministas, en escritos dirigidos el pasado 17 de julio a Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional, y a Steven W. Hawkins, director ejecutivo.
Se trata de un documento que "respalda la total despenalización de la industria sexual", una propuesta que adopta "una política de despenalización de los proxenetas, los dueños de los burdeles y de los prostituyentes (que pagan por prostituir)", aseguran (ver escrito en castellano).
El debate está servido y, de momento, AI ha recibido muchas más críticas a su propuesta que apoyos. El problema, aseguran sus detractores, es que AI no trata el problema de fondo, es decir el motivo real por el que una mujer llega a prostituirse: el citado tráfico de mujeres, las desigualdades de género o el patrón de comportamiento machista, entre otros, lo que contribuye a perpetuar ese tipo de explotación.
Estrellas de Hollywood, en contra
La propuesta de AI también ha recibido la crítica de numerosas estrellas de Hollywood, entre ellas, Meryl Streep, Charlize Theron, Anne Hathaway, Kate Winslet y Emma Thompson, que muestran su desacuerdo con los planteamientos de esta organización.
Y es que Amnistía Internacional parece no tener en cuenta el despropósito de su planteamiento, al considerar la prostitución como un trabajo normal y corriente, cuando en realidad es un acto que denigra a la mujer.
Cuando la sociedad ha desterrado prácticamente todos los trabajos que implican violentar a la persona físicamente, lo que no puede ser es que la prostitución, que supone que una mujer tiene que mantener relaciones sexuales varias veces al día, cada día, sea vista como cualquier otro trabajo.
Suecia, el ejemplo
Por otra parte, AI cita en su propuesta el ejemplo de Suecia como algo negativo y se muestra contrarios a la legislación sueca, que persigue al proxeneta y penaliza al cliente.
"La desigualdad de género y la discriminación pueden influir enormemente en que una mujer se dedique al trabajo sexual, pero utilizar leyes penales y prácticas policiales que hagan su vida menos segura no es la respuesta a este problema", citan en referencia a la ley sueca.
Sin embargo, los hechos y los resultados obtenidos en ese país echan por tierra estos argumentos, dado que Suecia ha conseguido reducir drásticamente en el país el mercado del sexo, como ya explicábamos en un artículo publicado el 30 de noviembre de 2005, al comparar las diferencias en la situación de la prostitución entre España y Suecia. Fue el resultado de un largo proceso que duró más de 20 años.
(FORUM LIBERTAS)
