Estaba internado desde hace nueve meses en esa institución médica de la localidad bonaerense de Pilar, producto de complicaciones en un cuadro de diabetes que padecía. Necesitaba un trasplante de hígado, que debió postergarse por problemas cardíacos y algunas complicaciones pulmonares derivaron en su deceso, según informó la agencia argentina AICA.

Argentino de nacimiento, se había nacionalizado paraguayo. En su página de la red social Facebook apareció este viernes el siguiente mensaje: “Acabo de fallecer el santo y valiente confesor de la fe católica, monseñor Rogelio Livieres Plano. Dios nuestro Señor lo colme de gloria y le permita desde el cielo ver la perseverancia de sus hijos y la permanencia de las obras que él le encomendó. Encomendemos el alma de mons. Rogelio Livieres para que Dios lo tenga muy cerca suyo”.

Desde hace años había adoptado la nacionalidad paraguaya y en 2004 fue designado como obispo de Ciudad del Este. En septiembre de 2014 el Papa Francisco lo apartó de su cargo tras una investigación y a causa de diversas irregularidades. Aunque El Vaticano no ofreció mayores detalles, en su momento su portavoz, Federico Lombardi, estableció que “hubo serios problemas con su manejo de la diócesis, la educación del clero y las relaciones con otros obispos”.

En un principio Livieres rechazó las pesquisas y ante su negativa a presentar voluntariamente su renuncia fue removido por el pontífice. Poco después escribió una carta pública en la cual advirtió a Francisco que “iba a tener que rendir cuentas ante Dios por su decisión”.

Pero esos momentos de tensión quedaron atrás en este 2015. En julio pasado el Papa visitó el Paraguay y durante una reunión a puertas cerradas con los obispos del país les leyó una carta que le escribió Livieres. Aunque el contenido no tomó estado público, trascendió que el mismo marcó una reconciliación.

Apenas unos días después de la visita papal, el arzobispo de Asunción Edmundo Valenzuela y Guillermo Steckling, actual pastor de Ciudad del Este, visitaron a Livieres en el hospital Austral. Le llevaron un saludo del resto de los obispos y dialogaron con él, en un gesto de cercanía y pacificación final.(VATICAN INSIDER)