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Vaticano en la ONU: fuerte alegato por la vida
25 - 10 - 2013 - VATICANO - Organismos

Son varios los Estados que se pliegan a las proclamas del Vaticano en la ONU , las presiones por lo ordinario relacionadas con lo económico suelen torcerles el brazo y la delegación del Papa queda en solitario. Ahora y ante la pertinacia del Observador vaticano de destruir todos los argumentos a favor del aborto el "lobby" correspondiente pretende sacarlo del organismo mundial.

Si alguien pensaba que con el Papa Francisco la Iglesia dejaría de defender la vida y la familia con rotundidad en los foros internacionales, estaba equivocado.

“Ningún aborto es jamás seguro, porque mata la vida del niño y daña a la madre”, ha tronado la voz del Nuncio vaticano en Naciones Unidas.

El arzobispo Francisco de Asís Chullikatt, desde 2010 embajador vaticano en la ONU (el título oficial es “Observador Permanente de la Santa Sede para Naciones Unidas”) presentó recientemente un fuerte alegato contra el aborto, la eugenesia y la propaganda de ideología de género con motivo del informe anual sobre los Derechos del Niño.

Chullikatt, de origen indio, que habla español por su paso en la nunciatura de Honduras, y ha sido nuncio de un destino tan complicado como Irak, habló con firmeza en una intervención modélica (que se puede leer en inglés en la web HolySeeMission.org ).

Los Derechos del Niño incluyen al no nacido
Para empezar, reivindicó un clásico provida: la Convención de Derechos del Niño –que pide defender su “derecho a la vida, supervivencia y desarrollo” incluye también al niño en su fase prenatal, considera “niño” al ser humano antes de nacer, puesto que en su Preámbulo habla de los derechos del niño “antes y después del parto”.

“Se deduce que cada niño ostenta en primer lugar el derecho a nacer”, afirma, y pide que se reconozca a todos los niños, sin discriminación “por sexo o discapacidades o políticas eugenésicas. Los diagnósticos prenatales con propósito de decidir si se dejará nacer al niño son inconsistentes con la Convención” [de Derechos del Niño, de la ONU].

Y para que quede claro, añade: “el bebé no nacido es un miembro de nuestra familia humana y no pertenece a una subcategoría de seres humanos”.

¿Lo mejor para el niño? ¡Defender la familia!
A continuación, el Nuncio ante Naciones Unidas trata diversos temas sobre el derecho del niño al desarrollo, la educación, un sostenimiento material, afecto, etc… y su postura es clara: la mejor forma de que el niño tenga todo eso es la familia, sus padres, y por eso los Estados han de apoyar las familias.

Por ejemplo, al tratar un tema que preocupa tanto al Santo Padre como es el tráfico de personas (en este caso citó “la venta de niños, la prostitución infantil y la pornografía infantil”) el arzobispo recuerda que “la familia representa la primera capa de un ambiente protector” y dice que “los estados tienen el deber de proteger, apoyar y fortalecer la familia por el mejor interés del niño”.

Por eso, insiste, “la defensa de los derechos del niño requiere, como corolario necesario, la defensa de la familia, cuyos beneficios para la sociedad son obvios: es la familia, no el Estado, la que aloja nuestros niños, los alimenta, los instruye y cría la próxima generación de la sociedad”.

Derecho al home schooling y elegir educación
Eso implica apoyar a los padres, también en su derecho fundamental a la libertad de religión (artículo 14 de la Convención de Derechos del Niño), “por el cual los padres tienen todo el derecho a elegir escuela ‘distinta a aquella establecida por las autoridades públicas [incluso el home schooling –escolarización en casa-]’, en conformidad con sus propias convicciones”, afirma el Nuncio remitiéndose a un tratado sobre libertad educativa (ICESCR, art.13.3).

 

Por último, critica que algunos comentarios recientes del comité sobre Derechos del Niño usan propaganda de ideología de género y opiniones personales, que no reflejan ni la doctrina ni la legalidad de Naciones Unidas.

“Expresiones como ‘orientación sexual’ o ‘identidad de género’, sobre las que no hay consenso jurídico internacional, se usan de forma espuria y muy desafortunada en esos comentarios. Son las recomendaciones, por ejemplo, de que los Estados sometan a los niños a educación y dirección en salud sexual, anticoncepción y el llamado ‘aborto seguro’, sin el consentimiento de sus padres, cuidadores o tutores; el aborto promovido por los Estados como método de planificación familiar, y los llamados ‘servicios de salud sexual y reproductiva’ que aportarían Estados, sin respeto a la objeción de conciencia. Estas recomendaciones son particularmente reprensibles”.

Y para que quede bien claro, añade: “Ningún aborto es jamás seguro, porque mata la vida del niño y daña a la madre”.

En sus comentarios finales, el Nuncio insiste una vez más: los Derechos del Niño, como queda claro en su Preámbulo, párrafo 9, incluyen el derecho a la vida “antes y después del parto”, el respeto a los derechos de los padres respecto a sus hijos, y la afirmación explícita de que el aborto nunca deberá promoverse como método de planificación familiar (como afirma la Convención Internacional de Población, ICPD, párrafo 7,24).

La industria del aborto contra la diplomacia vaticana
Ante esta rotundidad, parece claro que los lobbies abortistas en Naciones Unidas entiendan que su enemigo número uno es la delegación diplomática vaticana.

Aunque durante años los lobbies del aborto han trabajado para intentar expulsar a la Santa Sede de los organismos de Naciones Unidas, ahora se están volcando con más fuerza y medios, quizá esperando que con el cambio de Papa logren algún avance. Los tiempos de transición siempre permiten invertir en "intoxicación" informativa, por ejemplo.

El organismo más dedicado a ello es la asociación-pantalla “Catholics For Choice” (antigua “Católicas por el Derecho a Decidir”), un lobby internacional que no tiene nada de “católico”, sino que es un grupo de desinformación y militancia anti-católica, abortista y anti-familia, bien financiada por las industrias del sector aborto.

Además de presentar una web renovada y tener un equipo de militancia completa y pagada, acaban de lanzar la campaña “See Change” (www.catholicsforchoice.org/campaigns/SeeChangeCampaign.asp ), incluyendo vídeos “didácticos”, con muñequitos, que querrían que fuesen virales, pidiendo que la Santa Sede sea expulsada de los organismos internacionales, dudando de su condición de Estado (dicen que es un estado sin población, con 800 habitantes que no son permanentes) y buscando vericuetos pseudolegales para deslegitimar su presencia diplomática. Para ello, han elaborado un informe muy detallado, de 26 páginas y casi 200 notas bibliográficas y jurídicas.

Una entidad pro-católica a tiempo completo
En el bando contrario, la única entidad católica provida y profamilia con presencia permanente en los corrillos y ambientes de Naciones Unidas es el Instituto C-Fam (C-fam.org), famosa desde 1997 por sus análisis, denuncias y alertas publicadas en su Friday Fax (si bien sólo en inglés), que desvela todo el trabajo de lobby y pasillos del activismo abortista y antifamilia en Naciones Unidas.

Como tantas otras iniciativas católica, C-Fam se mantiene con muchos pequeños donativos y varias campañas al año pidiendo apoyos del católico de a pie, nada que ver con las millonadas que la industria abortista invierte en su pantalla “Catholics for Change” y otras similares.

La voz del Nuncio retumbó con fuerza en Naciones Unidas en defensa de la vida pero ¿lo habrían sabido los lectores de ReL, en lengua española, a través de algún medio generalista, televisión mundana, periódico de papel, etc…? Sin medios católicos de comunicación que difundan esta voz, su eficacia será limitada.  (Religión en Libertad)

 

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Quieren echar al vaticano de la ONU

 

LA AGENCIA de noticias Inter Press Service, con base en Roma, informó de que “una coalición internacional de más de setenta organizaciones no gubernamentales (ONG) ha lanzado una campaña para retirar al Vaticano de las Naciones Unidas”. Desde 1964, el Vaticano figura en la ONU como observador permanente o estado no miembro.
¿Por qué pone objeciones a la posición que ocupa el Vaticano en la ONU este grupo de ONG, que para finales de abril del año pasado llegó a estar constituido por 100 organizaciones de todo el mundo? Porque el Vaticano —alegan— es una autoridad religiosa, no un estado político. Frances Kissling, presidenta de Catholics for a Free Choice (Católicos a favor de la libre elección), dijo a la mencionada agencia de noticias que la coalición no se opone al derecho del Vaticano a expresar su opinión, sino que más bien “cuestiona el derecho de una institución no gubernativa a ocupar un puesto que solo corresponde a los estados”.
La directora de los programas internacionales del Centre for Reproductive Law and Policy (Centro para la legislación y política de la planificación familiar), Anika Rahman, piensa lo mismo. Según la agencia, señaló que “si la ONU trata a la Santa Sede como a un estado con privilegios de observador permanente debido a su autoridad religiosa, está sentando un precedente para que otras confesiones exijan lo mismo”. Y añadió: “Para asegurarnos de que las Naciones Unidas no apoyen ninguna religión en particular, no debemos permitir que entidades religiosas como la Iglesia Católica participen en este foro en calidad de estados no miembros”.
Pero ¿y el argumento de que el Vaticano sí es un estado y que, como tal, tiene derecho al puesto que ocupa? Esa afirmación “es ambigua y engañosa —respondió la señora Kissling en una entrevista—. Pensamos que su definición de estado es, en esencia, la del siglo XV y que la Santa Sede es, en realidad, la estructura directiva de una religión”. Dijo, además, que las denominaciones Vaticano y Santa Sede son “sinónimos de Iglesia Católica”.
La oposición de las ONG al lugar que ocupa el Vaticano en la ONU se debe, en gran parte, al punto de vista que este tiene sobre los problemas demográficos. Por ejemplo, el Vaticano ha utilizado las conferencias de las Naciones Unidas, tales como la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, que se celebró en El Cairo en 1994, y la Conferencia Mundial sobre la Mujer, que tuvo lugar en Pekín en 1995, para expresar su firme postura contra la planificación familiar. “Dado que la ONU toma la mayoría de sus decisiones por consenso —observa la agencia Inter Press Service—, algunas voces disconformes como las del Vaticano han frustrado las negociaciones relacionadas con la población, la anticoncepción, los derechos de la mujer y los servicios de salud reproductiva.”
(Biblioteca en línea)