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Lombardi: el Papa demuestra que se mejora empezando por los pobres
15 - 07 - 2015 - VATICANO - Organismos

«Si nosotros reconocemos que la situación en el mundo no es ideal», y entonces que hay muchos cambios que hacer, «debemos ver cuál es el punto de perspectiva correcto desde el que nos podemos situar para comprender qué es lo que no funciona. Este punto de perspectiva (y es lo que el Papa nos dice y dice) es la atención por los pobres». Es lo que afirmó el padre Federico Lombardi. 

  Un día después de la llegada de Papa Francisco a Roma, después de su viaje a tres países latinoamericanos (Ecuador, Bolivia y Paraguay),el portavoz vaticano declaró que se dijo sorprendido por la «presencia de la gente durante el viaje» y por la «relación del Papa con la gente. La gente quiere decir las personas: la “gente” es una palabra no tan bonita, porque es un colectivo que parece despersonalizar. Teníamos un número inmenso de personas presentes en todos los momentos de este viaje: la presencia a lo largo de las calles, hay que decir, es lo que más me sorprendió tanto por sus dimensiones como por su estilo, por su atmósfera, por su característica de intensidad, y no solo emotiva, sino, diría, de fe». Papa Bergoglio «percibió perfectamente estas cosas, probablemente las había previsto y ya las conocía mejor que nosotros. Pero, creo que la intensidad, la dimensión de esta presencia lo sorprendió de alguna manera a él y a todos», sostuvo Lombardi. El director de la Sala de prensa vaticana subrayó «la movilización humana y espiritual de los países visitados, de los pueblos y de los países visitados y la sintonía profunda: el pastor que conoce a sus ovejas, que está en medio de ellas, que tiene su olor. Esto fue Papa Francisco en estos países de América Latina».


Y en relación con la persona del Pontífice argentino, Lombardi dijo que justamente esta relación con el pueblo, «que nos explica mejor a nosotros, que tal vez somos de otra cultura o de otra experiencia, la manera con la que habla, tan intensamente, incluso cuando se dirige a los pastores, diciéndoles que tienen que estar cerca de la gente, que no deben ser ajenos a la vida de las personas. Lo entendimos y lo experimentamos de una manera mucho más intensa en ocasión de este viaje».


El portavoz vaticano después reflexionó sobre las palabras que pronunció Francisco volviendo de Paraguay, relacionadas con la Iglesia sudamericana («La Iglesia latinoamericana tiene gran riqueza, es una Iglesia joven. Esto es importante: es joven, con cierta frescura y algunas informalidades, no tan formal. Tiene una teología rica de búsqueda... Es una Iglesia con tantos problemas, pero joven, puede ser también un poco indisciplinada, luego se disciplinará, pero nos da tanto vigor»). «Vivimos –explicó Lombardi– una relación de gran respeto, afecto, amor del Papa por estos pueblos, que no los habíamos considerado de ninguna manera como pueblos esperando, digamos, ayuda: como pueblos o personas sub-desarrollados que deben ser ayudados por una caridad exterior para poder alcanzar su mejor desarrollo humano y espiritual, sino como actores protagonistas (ellos mismos) de su desarrollo y de su camino. En este sentido, el mensaje del Papa fue de ánimo desde un punto de vista tanto humano como espiritual y eclesial, para que puedan encontrar juntos (de manera solidaria y activa) la construcción de su futuro. Entonces –subrayó– esto fue muy hermoso: un Papa que anima a ser protagonistas a todos los miembros de estos pueblos, en particular de los que tal vez son más pobres y que se sienten más marginados».


Y el portavoz comentó también comentó las palabras de los que critican a Francisco de haberse concentrado demasiado sobre los movimientos populares, las fuerzas sociales, los pobres, los «últimos» y de haber descuidado a «la clase media». Para empezar, recordó Lombardi, «fue muy interesante que el Papa hubiera dicho: “Es cierta esta observación... Debo reflexionar y ver cómo tenerla en cuenta”. Pero creo que es fundamental comprender bien el punto del enfoque del Papa: si no reconocemos que la situación del mundo no es ideal y que por lo tanto hay que hacer cambios, y cambios importantes y urgentes (tanto en relación con la dirección de la economía, del gobierno y del camino de la humanidad, como en relación con las consecuencias que esta dirección tiene en la Creación, en el equilibrio de la Creación, en el equilibrio de las relaciones sociales), entonceshay que ver cuál es el punto de perspectiva correcto desde el que debemos situarnos para comprender qué es lo que no funciona y qué es lo que hay que cambiar efectivamente. Este punto de perspectiva (y es lo que el Pa anos dice y dice) es la atención por los pobres».


Desde los necesitados, que sufren las consecuencias de las cosas que no funcionan, es desde donde «se puede entender verdadera, profunda y existencialmente, que estas no fncionan y que es necesario cambiarlas: de ahí, y no solo –añadió– por la sensibilidad evangélica que las pone en el corazón del Evangelio, sino también por una sabiduría humana que dice qué es lo que debemos cambiar para construir una humanidad más justa. Debemos verla desde el punto de vista de las cosas que no funcionan y de los que sufren sus consecuencias negativas». Así, «en este sentido, la insistencia del Papa es valiente y va contracorriente, pero es muy comprensible: porque si uno se sitúa en el punto de vista del centro de funcionamiento de un sistema y de quienes lo hacen funcionar, entonces es mucho más difícil que las cosas cambien efectivamente y que se vea y se comprenda la urgencia de cambiarlas».


Lombardi admitió que también la clase media tiene un papel fundamental y «no puede haber países en los que es extremadamente importante. Pero, si uno ve (como hace el Papa) el mundo en su conjunto, las situaciones de iniquidad, de sufrimiento y los problemas que manifiestan la necesidad de un cambio son tan numerosas y macroscópicas que la urgencia de los cambios se demuestra evidente».


Además, en las palabras del Pontífice se encuentra «también la insistencia sobre el posible protagonismo activo y creativo de las personas que se encuentran en situaciones difíciles, como posibles protagonistas activos del cambio no en forma de luchas violentas, sino en forma de un crecimiento de la solidaridad y de la justicia». Según el vocero vaticano este es el significado más importante del «discurso del Papa a los movimientos populares y, en cierta medida, el significado más importante también de este viaje y de las actitudes de solidaridad del Papa con estos pueblos, actitudes que son propuestas a nivel de dinámicas del desarrollo mundial».


Por ello, concluyó Lombardi, «me parece muy significativo que la vuelta del Papa a su continente y su sensibilidad ante la participación y la comprensión profunda y positiva de la realidad y qué es el pueblo (desde un punto de vista tanto general como específicamente cristiano) sea un aporte muy importante para la reflexión de la Iglesia universal y también de la humanidad».