El español Julián Carrión, guía del influyente movimiento católico Comunión y Liberación, que cuenta con alrededor de 50 mil miembros presentes en 64 países, entre ellos la Argentina, invitó a los suyos a "seguirlo en todo" al Papa tras un encuentro con Francisco, que consolidó así su relación con uno de los más poderosos grupos eclesiásticos laicos de la Iglesia Católica.
"De la vecindad y familiaridad de Papa Francisco nace para mi y para todos nosotros, amigos, una nueva responsabilidad delante de Dios y la Iglesia", escribió el padre Carrión.
En estos siete meses de pontificado, el impulso renovador de la Iglesia nueva "pobre y para los pobres" de Jorge Bergoglio se ha afirmado también entre las órdenes y los principales grupos laicos que protagonizan la vida y el poder del mundo católico.
Comunión y Liberación, que ha ejercitado una influencia notable en la Democracia Cristiana y en los partidos de centroderecha italianos, representa con la prelatura del Opus Dei, el movimiento de San Egidio, los focolarinos de Clara Lubish, los neocatecumenales del español Kiko Argüello, los Caballeros de Colombo de los Estados Unidos y otros movimientos, uno de los puntos de apoyo claves para el Papa argentino.
Los grupos más tradicionalistas y ultraconservadores están aumentando sus críticas al Papa y su revolución cultural renovadora en la Iglesia, pero los movimientos ortodoxos más importantes sustentan al Papa argentino.
En su carta, el padre Carrión destacó que Francisco "insistió en la necesidad de testimoniar e ir al encuentro de los otros, frente a la tentación de cerrarse en posiciones defensivas, incapaces de responder a la urgencia de la trasmisión de la fe".
Carrión señaló que el Papa argentino observó "que no será la restauración de formas del pasado que podrá hacer actual al cristianismo para el hombre de hoy".
Comunión y Liberación, en el que se inspiran los cardenales arzobispos de Milán, Angelo Scola, y Bolonia, Carlo Caffagna, junto con una nutrida patrulla de obispos y arzobispos de una docena de países, fue fundado por el sacerdote y teólogo Luigi Giussani, que fue maestro de importantes personajes de la Iglesia del último medio siglo. Su finalidad es la educación cristiana madura de sus miembros y la colaboración con la misión de la Iglesia en todos los ámbitos de la sociedad contemporánea.
Don Giussani, que escribió numerosos libros que han sido lectura favorita del cardenal Jorge Bergoglio, que los considera "aire fresco" del la vida cristiana, tiene abierta una causa de beatificación desde 2012, siete años después de su muerte en Milán en febrero de 2005.
