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Trata de personas: Europa premia a monja
20 - 10 - 2013 - DESAFIOS - Pastorales

Muchas iniciativas en busca de que no se denigre la dignidad de las personas parece ser llevada a cabo por teóricos mediante conferencias o libros, seguramente eso es bueno, pero la tarea de ver al rostro y escuchar e involucrarse en el destino de quienes sufren es algo arduo. El Parlamento europeo premió labor de religiosa italiana.

«Las religiosas en Italia fueron de las primeras que leyeron el fenómeno de la trata de mujeres para la explotación sexual y han tratado de dar respuestas concretas, ofreciendo hospitalidad en sus casas y proponiendo caminos de integración en nuestra sociedad». Con estas palabras sor Eugenia Bonetti comentó el Premio Ciudadano Europeo, que le fue otorgado el pasado 17 de octubre en Bruselas.


Hoy, solo en Italia, 250 monjas de 80 diferentes congregaciones ofrecen asistencia a las mujeres obligadas a trabajar en las calles. En diez años han acogido y ayudado a alrededor de 6000 víctimas de la trata de esclavas. El premio, promovido por el Parlamento Europeo, da un nuevo impulso al compromiso humanitario de las religiosas. «Gracias a este importante reconocimiento, podemos una vez más hacer visible la plaga de la trata de personas y encontrar estrategias nuevas para responder positivamente a esta esclavitud de nuestro siglo».


Sor Eugenia Bonetti, misionera de la Consolación, vivió 24 años en Kenya. Después volvió a Italia y decidió comprometerse ayudando a miles de africanas llevadas a Italia y obligadas a prostituirse. Desde 1993 comenzó esta actividad en Turín, después en Roma. Ahora opera en toda Italia, a través de la asociación “Slaves no more” y de la coordinación del departamento “Trata de mujeres y de mennores” del Usmi (la Unión de las Superiores Mayoras de Italia, que engloba los institutos religiosos femeninos). Por este compromiso también fue nombrada Comendador de la República por el Presidente italiano Ciampi y recibió dos reconocimientos del Departamento de Estado Estadounidense.

Desde 2003, cinco religiosas de diferentes nacionalidades visitan todos los sábados el Centro de permanencia temporal de Ponte Galeria, en Roma, en donde esperan los inmigrantes la identificación o la expulsión. Las monjas se ocupan de las mujeres principalmente, la mayor parte de ellas nigerianas que son obligadas a prostituirse en la calle y sin documentos.

Sor Eugenia Bonetti también tuvo ocasión de describir sus actividades a Papa Francisco. La religiosa se ha sentido muy apoyada al escuchar las posturas del nuevo Pontífice ante el fenómeno dramático de la migración. «Para mí fue muy fuerte y conmovedor el mensaje dirigido a la Iglesia, para que la acogida del pobre y la promoción de la justicia no sean confiadas solo a los “especialistas”, sino que involucren a toda la pastoral, la formación de los futuros sacerdotes y religiosos, el compromiso en las parroquias, movimientos e institutos religiosos».