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El mejor discurso del siglo XX
28 - 08 - 2013 - CULTURA - Grandes Ideas

Las grandes frases pueden encender las conciencias o sumirse en un profundo sueño hasta que despiertan. Análisis de veterano periodista.

"Cuando escribo estas líneas están a punto de sonar en toda América las campanas de las iglesias estadounidenses, conmemorando el discurso de Martin Lutero King del que hoy se cumplen 50 años.
Como suele ocurrir con las notables piezas oratorias, el discurso de King fue inicialmente celebrado, luego casi olvidado, y al final mitificado. El destino de las grandes palabras es muy incierto: pueden prender como fuego en las conciencias, o pueden llevar una vida lánguida hasta que despiertan. Esto ocurrió con el “I have a dream”(yo tengo un sueño) del discurso de Martin Lutero King.

Hace unos días, el propio "Washington Post" ha publicado un editorial en el que reconoce y lamenta que, cuando se pronunció el discurso, el prestigioso periódico no había captado su importancia “Un ejemplo de mala praxis periodística”.
Sin embargo, esta semana el discurso es portada de Time Magazine. Un estudio realizado por investigadores expertos en megafonía de la Universidad de Wisconsin-Madison y la Universidad A & M de Texas, lo nominó como el mejor discurso de la América del siglo XX

¿Cuál es la razón de la importancia política que ese discurso tuvo, y que no por todos fue captada? Son varias, en mi opinión.
La primera, la concesión del Nobel de la Paz y el posterior asesinato de Martin Luther King. Para entender este trágico desenlace hay que retrotraerse al propio año 1963. MLK, decide que ése será el año definitivo de ponerse en movimiento. Razones: era el centenario de la Proclamación de la Emancipación; se había cumplido una década desde la decisión  sobre integración en las escuelas, con resultado desilusionantes; y, en fin, el movimiento que él dirigía como presidente de la Junta Cristiana del Sur , había “ encontrado, al fin, su profunda y potente filosofía de la no violencia”.
Mientras tanto, el 19 de junio el presidente Kennedy enviaba al Congreso la ley más ambiciosa sobre derechos civiles que conoció la historia legislativa americana. Solamente sería aprobada después de su asesinato ocurrido en 1963.
En medio de esta tempestad, MLK convoca para el 28 de agosto otra marcha pacífica sobre Washington. Inmediatamente el partido nazi americano amenazó con una contramarcha; los musulmanes negros se opusieron al proyecto pacífico. Al acabar la marcha, el presidente Kennedy recibió a los organizadores con una amplia sonrisa, diciendo “Yo también tuve un sueño”. MLK recibía el Premio Nobel de la Paz el 10 de diciembre de 1964. Cuatro años más tarde, el 4 de abril de 1968, era asesinado. En su lápida se inscribió el final de su discurso de 1963: “Dad gracias a Dios Todopoderoso porque al fin soy libre”. A partir de ese momento, tanto King como su “I have a dream” entrarían en la historia.(Joaquin Navarro Valls)

(NdeR)La Conferencia Nacional de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) emitió una declaración con motivo del cincuentenario del discurso pronunciado por Martin Luther King y advirtieron que el trabajo y sacrificio de este líder de los derechos humanos “todavía no se ha hecho realidad para muchos”.

Su discurso, recordado como “Yo tengo un sueño”, impulsó la lucha por la ampliación de derechos civiles para los afroamericanos y otras minorías presentes en el país.
En este marco, los obispos católicos valoraron la lucha de tantos estadounidenses y extranjeros “que marcharon a la capital llamando la atención por la disparidad económica” entre negros y blancos y la segregación racial. “Aquellos participantes marcharon a pie para proclamar la buena noticia de nuestro Dios, que actúa a favor de los marginados”, agregaron.

Conscientes de que el discurso de King “redireccionó la moral de la nación hacia la justicia”, sostuvieron que sus palabras continúan inspirándolos. Y destacaron la adhesión con los años de tantos líderes civiles y religiosos, como el arzobispo de Washington, cardenal Patrick O’Boyle.
“Nos alegramos de los avances que han sucedido en estos 50 años, y reconocemos tristemente que todavía hoy hay mucho que no se ha logrado”, añadieron. Pero mostraron el camino a seguir: “Martin Luther King dijo una vez «Debemos aceptar la finita decepción, pero nunca se debe perder la infinita esperanza». Debemos unirnos con cada uno de los que persiguen esa infinita esperanza, y con la luz de la fe, trabajar para completar este sueño”.