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Wuerl : ser católico es aceptar lo que la Iglesia enseña
29 - 05 - 2015 - IGLESIA - América

El cardenal y arzobispo de Washington (EE.UU), S.E.R. Donald Wuerl ha publicado la carta pastoral «Ser católico hoy», en la que aborda la identidad de los católicos en la sociedad estadounidense. «Nuestra fe debe ser activa, una fe viva», asegura y advierte que dado que nadie está obligado a ser católico, los que lo son deben creer lo que la Iglesia cree e intentar vivir conforme a dicha creencia.

El cardenal indica que todas «las instituciones de la Iglesia –sus parroquias, colegios, universidades, organizaciones de caridad, hospitales, etc- deben reflejar una identidad genuinamente católica en comunión con la iglesia, tanto local como universal, y en fidelidad a la enseñanza católica».
El purpurado recuerda que en la «reciente legislación en diversas partes de nuestra nación, se están llevando a cabo intentos de forzar a la Iglesia a aceptar que haya en nuestras facultades de enseñanza e instituciones de caridad, directivos y personal que viven de una manera que repudia públicamente las enseñanzas de la Iglesia». Y añade: «La Iglesia no requiere a nadie creer o vivir conforme a su enseñanza, pero insistimos y pedimos la libertad de presentar y demostrar públicamente nuestra fe en nuestras escuelas católicas e instituciones basadas en nuestra fe».

Misericordia, perdón y fidelidad
Tras recordar que tomos somos pecadores, el cardenal Wuerl advierte que «no es lo mismo pecar que rechazar enseñanzas, obligaciones, mandamientos y requerimientos específicos indicados por el Señor»
El cardenal recuerda sus primeros años como sacerdote:
«Cuando era un sacerdote joven, en los años 60 y 70, había muchos experimentos y confusión en la Iglesia. Los profesores y el clero eran exhortados por algunos a comunicar y experimentar el amor de Dios, pero hacerlo sin referencia el Credo, los sacramentos o la Tradición de la Iglesia. Aquello no funcionó muy bien. Los católicos crecieron con la impresión de que su patrimonio era poco más que sentimientos agradables y vagamente positivos sobre Dios».
Y añade:
«Aquellos años de experimentos dejaron a muchos católicos espiritual e intelectualmente débiles e incapaces de plantar cara al tsunami del secularismo que vino en las últimas décadas. Perdimos demasiada gente porque fallamos a la hora de enseñarles lo que está bien y mal, acerca del bien común, acerca de la naturaleza de la persona humana. Esto hizo que muchos no fueran capaces de aceptar que somos pecadores que necesitamos a Jesús, porque muchos no sabían ya lo que es el pecado».
Es por ello, asegura el cardenal, que ahora es tan necesaria la nueva evangelización, para lo cual es «crucial que reafirmemos y fortalezcamos nuestra identidad católica y que se respete nuestra libertad en la sociedad y en la ley».
«Hemos recibido algo en la Iglesia que no es nuestro», afirma el arzobispo de Washington. «Como fieles siervos suyos, debemos rendir cuenta al Señor, no a las demandas contrarias de la cultura. Tenemos que permanecer conectados al Señor y ser fieles a la misión que nos ha encomendado»

Libertad religiosa
El cardenal afirma que «de acuerdo con la libertad religiosa garantizada por la Primera Enmienda (de la Constitución de EE.UU), las organizaciones católicas deberían ser libres para operar según los dogmas de la fe católica y no deberían ser forzadas a aceptar los puntos de vista morales del gobiernos, ni se les puede exigir que provean de una plataforma a las personas que se oponen de palabra y de obra a la misión de la Iglesia»
El purpurado advierte que términos como «anti-discriminación», «derecho a decidir» y «derechos humanos» se han distorsionado y se usan para atacar la libertad religiosa. Como ejemplo pone el aborto:
«Podemos abrazar a alguien que ha abortado. Pero no podemos proclamar que el asesinato de un niño en el vientre es bueno. Que se insista en que hagamos tal cosa con el pretexto de evitar la `discriminación´ es injusto. Debemos permanecer fieles a lo que somos».

Adaptarse a los tiempos
El cardenal Wuerl aborda la teoría de que la Iglesia debe cambiar y adaptarse a los tiempos:
«Jesús no cambió su mensaje solo porque algunos de los que le oyeron sintieron que era `dura su enseñanza´ (Jn 6,60). Nadie debería sorprenderse de que la Iglesia continúe siendo fiel al evangelio y las enseñanzas de Jesus. Al fin y al cabo, es su mensaje, su Iglesia. No somos libres para cambiarlo».
E insiste en que se debe respetar la postura de la Iglesia sobre cuestiones morales:
«Mientras que las personas pueden estar en desacuerdo con nosotros y optar por seguir su propio camino moral, el respeto a la libertad de elección no debe implicar que nosotros dejemos de lado nuestras propias convicciones religiosas y nuestra libertad con el fin de satisfacer todas las demandas de los que tienen otras creencias. La libertad de elección para unos no puede significar que otros no tienen libertad de elección. En particular, no es el papel del gobierno sustituir nuestra moral con su propio juicio y dictaminar qué visión moral es permitida y cuál no lo es».(INFOCATOLICA)