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Santo Padre: la falta de trabajo quita dignidad
24 - 05 - 2015 - PAPADOS - Francisco

Bergoglio se reunió con 7 mil delegados de las ACLI. «La de considerar el estado social una infraestructura del desarrollo y no un costo es una batalla cultural importante»

«El extenderse de la precariedad, del trabajo negro y del chantaje de la malavida hace experimentar, sobre todo, entre las generaciones jóvenes, que la falta de trabajo quita dignidad, impide la plenitud de la vida humana y reclama una respuesta veloz y vigorosa». «La de considerar el estado social una infraestructura del desarrollo y no un costo es una batalla cultural importante». «La propuesta de un apoyo no solo económico a las personas que están debajo del umbral de la pobreza absoluta, que también en Italia han aumentado en los últimos años, puede dar beneficios a toda la sociedad». Son algunos de los pasajes clave del discurso pronunciado esta mañana por Papa Francisco ante alrededor de 7000 delegados de las ACLI (Asociaciones Cristianas de Trabajadores Italianos), que se reunieron en el Aula Pablo VI para recordar con el Pontífice el 70 aniversario de su fundación.


Durante la audiencia, el Papa invocó «una respuesta veloz y vigorosa contra este sistema económico que pone en el centro no al hombre ni a la mujer, sino al dios dinero: es un dios dinero el que manda». «Y este dios dinero –indicó Francisco– destruye y provoca la cultura del descarte: se descartan los niños que no se tienen, se explotan o se matan antes de nacer. Se descartan los ancianos, que no tienen ni curas ni medicinas. Y ahora se descartan los jóvenes: pero imagínense, en esta tierra tan generosa, el 40 por ciento de los jóvenes no tien trabajo». «Son material de descarte –añadió– y son el sacrificio que esta sociedad moderna y egoísta ofrece al dios dinero que domina esta sociedad».

El Pontífice subrayó los casos de los ancianos, «descartados, que tienen la mínima jubilación», y de los jóvenes «descartados, en peligro de caer en las dependencias o en la mala vida o de buscar horizontes de guerra como mercenarios».

Bergoglio además lanzó un llamado: «No podemos cortar las alas a todos los que, en particular los jóvenes, tienen tanto que ofrecer con sus inteligencia y capacidades; ellos deben ser liberados de los pesos que los oprimen y que les impiden entrar con plenos derechos y cuanto antes al mundo del trabajo».


El Papa citó también a los chicos que se ven obligados a abandonar Italia para buscar un empleo. «Hoy, muchos jóvenes se desplazan para buscar un trabao adecuado a sus estudios o para vivir una experiencia diferente de profesionalidad: los animo a acogerlos, a apoyarlos en sus recorridos, a ofrecerles su apoyo para su inserción». «En sus ojos pueden encontrar un reflejo de la mirada de sus padres o de sus abuelos que se fueron lejos para poder trabajar –añadió. Que ustedes puedan ser para ellos un buen punto de referencia».


Citando un pasaje de su “Evangelii gaudium”, Papa Bergoglio exhortó: «Los invito a realizar un sueño que vuela más alto. Debemos hacer que, mediante el trabajo (el trabajo libre, creativo, participativo y solidario) el ser humano expresa y haga crecer la dignidad de la propia vida».


En relación con el trabajo libre, el Papa subrayó que «demasiado a menudo, por el contrario, el trabajo es víctima de opresiones a diferentes niveles: del hombre por el hombre, de nuevas organizaciones esclavistas que oprimen a los más pobres; en particular, muchos niños y muchas mujeres sufren una economía que obliga a un trabajo indigno que contradice a la Creación en su belleza y en su armonía. Debemos hacer que el trabajo no sea un instrumento de enajenación, sino de esperanza y de vida nueva».


En relacón con el trabajo creativo, el Papa indicó que puede encontrar espacio «cuando se permite que el hombre exprese en libertad y creatividad algunas formas de empresa, de trabajo colaborativo desarrollado en comunidades que le permitan a él y a otras personas un desarrollo pleno económico y social».

Con el trabajo participativo, el Pontífice invito a «ver siempre en el fin del trabajo el rostro del otro y la colaboración responsable con las demás personas». «Allí en donde, debido a una visión económica, se piensa en el hombre en clave egoísta y en los demás como medios y no como fines, el trabajo pierde su sentido primordial de continuación de la obra de Dios, obra destinada a toda la humanidad, para que todos se puedan beneficiar de ella», añadió.


Para concluir, hablando sobre el trabajo solidario, el Papa recordó que «cada día ustedes se encuentran con personas que han perdido el trabajo (esto hace llorar), o que buscan empleo y que aceptan lo que les ofrecen, personas que quieren llevar a casa el pan para sus familias». «Hay que dar una respuesta a estas personas –concluyó. En primer lugar, hay que ofrecer la procia cercanía, la propia solidaridad. Todos los círculos de las “ACLI, que hoy están aquí representados por ustedes, pueden ser lugares de acogida y encuentro. Pero luego hay que dar instrumentos y oportunidades adecuadas. Es necesario el compromiso de su Asociación y de sus Servicios para contribuir y ofrecer estas oportunidades de trabajo y nuevos caminos de empleo y de profesionalidad».(Mauro Pianta-VATICAN INSIDER)