«El papá de un niño musulmán, que va en primero de primaria en una escuala de Lahore, dijo a su hijo: no hables con ese niño cristiano: los cristianos son gente mala». Es solo uno de los muchos episodios sintomáticos que cuenta Francis Nadeem, provincial de los frailes Capuchinos en Paquistán, y hombre fuertemente comprometido en el diálogo interreligioso en Lahore, capital del Punjab paquistaní.

Según el fraile, hoy sufren las consecuencias del linchamiento de dos musulmanes en Youhanabad: ese episodio, refiere en una entrevista con Vatican Insider, «ha cambiado la percepción pública de los cristianos en Paquistán, incluso entre la gente común».

«No hablamos de grupos fundamentalistas ni radicales, los que desde siempre han estado ciegos debido a una ideología del odio, sino de las familias de los vecinos, las que siempre han compartido un idálogo de vida cotidiana con los cristianos. Ahora hay mayores sospechas, desconfianza y distancias hacia los cristianos paquistaníes. Fue un evento verdaderamente grave: por primera vez en la historia del país los cristianos fueron los carniceros y no las víctimas».

El episodio del que habla es el linchamiento que se verificó el 15 de marzo, después de los dos atentados contra las Iglesias (una católica y otra protestante) en uno de los barrios de Lahore, durante los cuales perdieron la vida 20 fieles y hubo 80 heridos. Una multitud de cristianos enfurecidos masacró y quemó los cuerpos de dos musulmanes que, pensaban, eran cómplices de la masacre apenas sucedida.

Entre otras cosas, la policía pudo identificar a las víctimas y afirmar que se trataba de dos personas que estaban pasando por el lugar y que no tenían nada que ver con los terroristas suicidas. La multitud cristiana se hizo justicia por propia mano y mató a dos inocentes.

«Este episodio representa y pasará a la historia como una mancha que ha ensuciado la imagen de los cristianos en Paquistán. Aquel acto fue condenado unánimemente por los líderes religiosos y civiles. Fue un acto inhumano y anti-cristiano. En contra del Evangelio, en contra de nuestra fe y de las enseñanzas de la Iglesia. Nosotros los cristianos somos los que perdonamos, los que amamos a los enemigos a los que nos persiguen e incluso, en casos de grave violencia, somos los que nunc respondemos con la misma moneda. Es más, somos llamados a dar el ejemplo, respondiendo al mal con el bien», subrayó el religioso.

Por el momento hay 47 cristianos encarcelados por haber participado en el linchamiento. La medida cautelar fue confirmada por un tribunal anti-terrorismo de Lahore. Días después de los episodios de violencia, efectivamente, la policía paquistaní llevó a cabo varias redadas en el barrio de Youhanabad y llegó a detener a más de 300 cristianos para buscar a los culpables. Los 47 que todavía se encuentran detenidos están esperando un proceso.

«Claro –explica Nadeem–, este caso representa una prueba para el gobierno y para la aplicación de la justicia: también están en la cárcel algunos musulmanes acusados del mismo delito, es decir haber linchado a dos cristianos inocentes acusados de blasfemia: se trata de los cónyuges que fueron quemados vivos en noviembre de 2014. Así pues, veremos si la justicia se aplica con dos pesos y con dos medidas diferentes», indicó el provincial.

Según los abogados cristianos, la justicia debería proceder «con el mismo ritmo cuando se trata de víctimas cristianas o de las minorías religiosas». «Hay muchos casos, que se verificaron en el pasado, de ataques a barrios cristianos enteros por parte de extremistas musulmanes, y todavía nadie ha sido castigado», recordó a la agencia vaticana Fides el abogado cristiano Sardar Mushtaq Gill.


¿Cuál es el antídoto? Según Nadeem «es mucho más urgente reforzar el compromiso en el diálogo interreligiosop, para las beunas relaciones entre cristianos y musulmanes, para desmontar los prejuicios y reducir las distancias, para volver a conquistar la confianza recíproca».

Para contribuir en la búsqueda de la armonía, de la seguridad y de la confianza, el Consejo para el diálogo interreligioso de Lahore, que nació gracias a Nadeem, y la Conferencia interconfesional de paz, otra organización presente en la ciudad, se siguen reuniendo algunos líderes musulmanes de relieve y cristianos, estudiosos, intleectuales y representantes de la sociedad civil.

En uno de los encuentros recientes, los participantes discutieron profundamente sobre la estipulación social y religiosa en el país. Todos estuvieron de acuerdo con el hecho de que «existe un intento para hacer que aumenten los conflictos y las incomprensiones entre los ciudadanos cristianos y los ciudadanos musulmanes del país», explicó Nadeem.

Entre las iniciativas dignas de nota, signo de una amistad renovada y de buena voluntad, hay que mencionar la que algunos ciudadanos musulmanes llevaron a cabo con el fin de proteger y apoyar a los cristianos del barrio de Youhanabad.

«Esto se puede hacer desde la base. Pero es una obra que debe tener también sufragios desde lo alto: pedimos al gobierno y a los líderes políticos que adopten iniciativas para el desarrollo armonioso y pacífico de Paquistán», concluyó Nadeem.(VATICAN INSIDER)