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Miopía geopolítica de Italia según “La Civiltà Cattolica”
05 - 05 - 2015 - CULTURA - Política
«Uno se pregunta por qué la diplomacia italiana no se dirige a la Iglesia católica en el mundo, que está tan presente en todo el mundo». Advertencia “geopolítica” al gobierno: entre las orillas del Tíber podría haber una mayor colaboración. Según la revista de los jesuitas, “La Civiltà Cattolica”, Italia no aprovecha adecuadamente su relación con la diplomacia de la Santa Sede, que tiene «una de las redes diplomáticas más desarrolladas», ni su «concentración única de actores religiosos» que se verifica en Roma.
«Es la confirmación de que se puede hacer más y mejor –explican en la Curia. Es una propuesta para una mayor y más eficaz colaboración en el sistema globalizado de hoy».
Desde los migrantes que desembarcan en las costas italianas hasta las relaciones diplomáticas en países en vía de desarrollo, la diplomacia vaticana no aprovecha de la mejor manera la colaboración que podrían ofrecer los misioneros. «Las frecuentes alternancias de los diplomáticos no les ayudan a mantener las relaciones con los misioneros –observó “La Civiltà Cattolica”. No los ayudan tampoco a comprender las implicaciones de los agentes pastorales en su misión en el extranjero. Estos permanecen en su misión durante toda la vida, y están muy cerca de las situaciones locales, no tienen fecha de caducidad; los diplomáticos, por el contrario, corre nel riesgo de permanecer lejos del contexto local, aislados en su ambiente y, a menudo, transferidos».
El artículo, firmado por el padre Pierre de Charentenay y titulado «Religión y política exterior: el caso de Italia», analiza el papel de las religiones en las sociedades contemporáneas. La revista cuyas pruebas son revisadas en la Secretaría de Estado vaticana, indica que el diálogo interreligioso es una de las posibilidades para que las religiones ejerzan una influencia en el ámbito de la política exterior. Roma es un lugar estratégico para la manifestación del “soft power” de las religiones, y Roma es también «lugar ideal» para un «intercambio entre el Ministerio de relaciones exteriores y de las Cooperaciones internacionales y la religión, en cuanto “hub” de una red transnacional de conexiones religiosas».
Desde hace 35 años no hay un Papa italiano, y la progresiva internacionalización de la curia «hará que el Vaticano sea todavía menos italiano». Pero «el caso particular» constituido por Italia con respecto a la Santa Sede, puede favorecer la «oportunidad para buscar nuevas relaciones» entre el gobierno italiano y la Santa Sede, «en mayor sintonía con una proximidad específica en un mundo multilateral».(VATICAN INSIDER)
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