Según De Mistura, el gobierno de Damasco había mostrado su disponibilidad para una tregua de seis semanas. En el otro frente, la galaxia de opositores --incluidos los acrónimos yihadistas como al-Nusra y los grupos minoritarios e irrelevantes de “rebeldes” reconocidos y apoyados por los países occidentales-- ha respondido mostrándose dispuesta a considerar el plan, solo si implicaba la salida de la escena de Assad y de los hombres de su aparato, para ser sometidos a juicio por crímenes de guerra.
Además, los grupos de la oposición --vinculados a través de la Comisión revolucionaria de Aleppo-- hasta ahora se han negado a reunirse con De Mistura, argumentando que una tregua prolongada sólo tendría como efecto el permitir que se fortalezcan las posiciones del ejército gubernamental.
En declaraciones a la Agencia Fides, el obispo Abou Khazen ha destacado que “la claridad del rechazo confirma, a su manera, lo que todos venimos viendo desde hace tiempo: la guerra continuará mientras que las potencias extranjeras quieran alimentarla”.
“Estados Unidos y los turcos acaban de declarar que tienen un plan de apoyo y formación para los grupos rebeldes de una duración de tres años. Así que ya han puesto en programa que la guerra durará otros tres años más, y la gente aquí seguirá sufriendo y muriendo por otros tres años...”, ha lamentado.
“Antes de las revueltas, los 900 kilómetros de frontera con Turquía estaban vigilados, y si por casualidad un pastor cruzaba la frontera para atrapar una oveja que se le había escapado, le disparaban y lo mataban. Ahora miles de milicianos entran en Siria con armas pesadas, mientras que los refugiados de Siria que tratan de ir a otros lados para escapar de la violencia de los yihadistas son rechazados”, ha denunciado.
Frente a esta trágica escena --ha indicado el prelado franciscano-- solo nos queda la esperanza que nace de la fe “como san Pablo, esperamos contra toda esperanza. Porque sabemos por experiencia que nuestro Señor es grande y bueno. Nuestro destino está en sus manos, y no en las maniobras interesadas de una u otra de las potencias del mundo, no importa lo grande sean”.
Alepo está actualmente dividida, con barrios bajo control de los grupos armados rebeldes y otros en manos del Gobierno. El objetivo del enviado de la ONU es lograr en esa zona un "área libre de conflicto", que luego pueda extenderse a otras regiones de Siria, en una nueva tentativa de buscar la paz.(ZENIT)