Retomando el ciclo de catequesis sobre la familia, en vista del Sínodo ordinario que se llevará a cabo en octubre, Jorge Mario Bergoglio describió la figura del buen padre de familia, “presente”, pero no “controlador”: capaz de corregir y también de perdonar.

Una vez más, dijo el Papa al final de la Audiencia en el Aula Pablo VI, “más mi pensamiento se dirige al amado pueblo ucraniano. Lamentablemente la situación está empeorando y se agrava la contraposición entre las partes. Recemos ante todo por las víctimas, entre ellas numerosísimos civiles, y por sus familiares. Y Pidamos al Señor que cese cuanto antes esta horrible violencia fratricida.
Renuevo mi apremiante llamamiento para que se cumpla todo esfuerzo – también a nivel internacional – para que se reanude el diálogo, único camino posible para restablecer la paz y la concordia en aquella tierra martirizada
Hermanos y hermanas cuando oigo la palabra victoria o derrota siento un gran dolor, una gran tristeza. No son palabras justas ¡La única palabra justa es paz! Ésta es la única palabra justa! Pienso en ustedes hermanos y hermanas ucranianos... pero piensen ¡ésta es una guerra entre cristianos! Todos ustedes tienen el mismo bautismo. Están luchando entre cristianos ¡Piensen en esto, en este escándalo! Y recemos todos porque la oración es nuestra ‘protesta ante Dios’ en tiempo de guerra”.

El Papa, que hoy pronunció su discurso de pie, dedicó la catequesis a la figura del padre, y explicó que se habría concentrado en esta ocasión sobre “el aspecto positivo” de la paternidad. La semana pasada había hablado de la primera parte de esta reflexión, es decir sobre los “padres ausentes”: “También San José -indicó Francisco- estuvo tentado de dejar a María, cuando descubrió que estaba embarazada; pero intervino el Ángel del Señor que le reveló el plan de Dios y su misión de padre putativo; y José, hombre justo, tomó consigo a su esposa y se convirtió en el padre de la familia de Nazaret”.

“Cada familia necesita al padre”, dijo Papa Francisco, que después citó el discurso de un padre a su hijo que aparece en el libro bíblico de los Proverbios (“Te he enseñado cosas que no sabías, he corregido errores que no veías…”). Un padre, indicó Bergoglio, “sabe muy bien lo que cuesta transmitir esta herencia: cuánta cercanía, cuánta dulzura y cuánta firmeza”. La cosa más importante es que el padre “esté presente en la familia”. Decir “presente”, añadió entre aplausos, “no es lo mismo decir controlador, porque los padres demasiado controladores anulan a los hijos”.

El Pontífice también afirmó que para ser buen padre, ante todo hay que estar presente en la familia, compartiendo los gozos y las penas y acompañando a los hijos a medida que van creciendo.

Por eso recordó que la parábola evangélica del hijo pródigo nos muestra al padre que espera en la puerta de casa el regreso del hijo. Sabiendo esperar y perdonar. De ahí que hoy los hijos, al volver a casa con sus fracasos, necesiten a un padre que los espere, los proteja, los anime y les enseñe cómo seguir por el buen camino, aunque muchas veces no lo admitan.

Al saludar a los fieles y peregrinos procedentes de América Latina y de España, el Papa Bergoglio invitó a pedir al Señor que nunca falte en las familias la presencia de un buen padre, que sea mediador y custodio de la fe en la bondad, la justicia y la protección de Dios, como san José. También saludó a los obispos que están participando en el congreso que organizó la Comunidad de Sant’Egidio sobre la familia. Hay que recordar el fuerte impulso de esta comunidad y, particularmente, de mons. Vincenzo Paglia (Presidente del Pontificio Consejo para la Familia), en la causa de beatificación de monseñor Óscar Arnulfo Romero, aprobada ayer por el Papa.(VATICAN INSIDER)