El Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos (PISAI) celebró 50 años de fundación en Roma con una conferencia internacional, a la cual asistieron importantes personalidades del diálogo entre musulmanes y cristianos, una iniciativa importante después de los trágicos acontecimientos de París.

En este contexto, en la sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa Francisco recibió a los participantes que se reunieron del 22 al 24 de enero en la sede de la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma.

Escuchar, primer paso

Después de constatar que ha habido avances en el diálogo con los fieles del Islam, aseguró que para ello es esencial “el ejercicio de la escucha”. “No es sólo una condición necesaria en un proceso de entendimiento mutuo y la coexistencia pacífica, sino que también es un deber pedagógico”.

El objetivo de saber escuchar es ser capaces de “reconocer los valores de los demás, para entender las preocupaciones subyacentes a sus demandas y llevar a cabo la creencias comunes "(ibid., n. Gaudium Evangelii, 253) añadió.

Firme identidad y atención sin sincretismo conciliador

Detrás del diálogo con el Islam- sostuvo- está la necesidad de una formación adecuada, “firme en su identidad” para “crecer en el conocimiento mutuo” entre cristianos y musulmanes.

El Papa advierte que en el diálogo hay que poner atención a “no caer en las trampas de un sincretismo conciliador, pero, al final, vacío y un presagio de un totalitarismo sin valores (ibid, 251;. 253)”.

Así señaló, volver a los fundamentos y evitar un enfoque acomodado que significa decir “sí a todo para evitar problemas" (ibid., 251), el cual, “termina siendo ‘una manera de engañar al otro y negarle el bien que uno ha recibido como un regalo para compartir con generosidad" (ibid.).

Somos parte una misma humanidad

“Cuando – continuó- llegamos a una persona que profesa con convicción su religión, su testimonio y su pensamiento" esto nos desafía y "nos lleva a preguntarnos sobre nuestra espiritualidad".

Al comienzo del diálogo hay, por lo tanto, un encuentro. De hecho, "si se supone que todos pertenecemos a la natura humana", entonces, "se pueden superar los prejuicios y la mentira y se puede comenzar a entender el otro de acuerdo con una nueva perspectiva”.

Al respecto, el Obispo de Roma elogió la historia del PISAI que dijo “va en esta dirección”. El trabajo académico permite salir de lo “superficial”, “los prejudicios y los estereotipos”.

“Un enfoque científico inspirado por la maravilla y el asombro, que no es capaz de perder la brújula del respeto mutuo y la estima mutua. Con estos antecedentes, nos acercamos el uno al otro de puntillas sin levantar el polvo que oscurece la vista” destacó.

La educación antídoto contra la violencia

En el contexto actual, el Papa aseguró que la investigación y la formación en el diálogo con los musulmanes es necesaria como ”antídoto” contra “cualquier forma de violencia”. Una “educación para el descubrimiento y la aceptación de la diferencia como riqueza y fertilidad”.

Paciencia y humildad en el diálogo

A su vez, constató la dificultad de la tarea del diálogo que crece a partir de la responsabilidad. El “diálogo islámico-cristiano, en particular, requiere paciencia y humildad” en el ámbito de un estudio serio, “ya que la aproximación y la improvisación pueden ser contraproducentes e incluso causar vergüenza”. 

En referencia a los misionarios y cristianos empeñados en el diálogo aseguró que se necesita“compromiso a largo plazo y continuidad con el fin de no quedar atrapados sin preparación en diferentes situaciones y en diferentes contextos”.

Formación para promover el respeto de la persona

Por esta razón, confirmó que “se requiere una formación específica, que no se limita al análisis sociológico, sino que tiene las características de un viaje entre las personas pertenecientes a religiones que, aunque de formas diversas, se refieren a la paternidad espiritual de Abraham”.

Por ello, indicó que “la cultura y la educación no son secundarios en un verdadero proceso de acercamiento hacia el otro que respete a cada persona, "su vida, integridad física, dignidad y sus derivados derechos, su reputación, su propiedad, su identidad étnica y cultural, sus ideas y sus políticas "(Mensaje para el final del Ramadán, 10 de julio de 2013)”.

Por último, exhortó al PISAI a continuar su labor misionera en el estudio de “la verdad”, “el respeto de la persona y su dignidad” y promover el aporte y colaboración de varias instituciones en el diálogo-encuentro entre “los cristianos y los musulmanes de todo el mundo”.

El Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos (PISAI) celebró 50 años de su fundación en Roma con una conferencia internacional, que se celebró del 22 al 24 de enero en la Universidad Pontificia Urbaniana, con la colaboración de la Congregación para la Educación Católica, la República Federal de Alemania y la Universidad de Georgetown en Washington D.C. y el patrocinio del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. (Ary Waldir Ramos Diaz-ALETEIA)