El Papa Francisco aterrizó hoy en Filipinas, donde le aguardaba una entusiasta bienvenida con música y bailes. Así arrancó una visita de cinco días al país asiático con mayor población católica. Las campanas de las iglesias de todo el país repicaron simultáneamente cuando el avión en el que viajaba el pontífice argentino aterrizó en la base aérea de Villamor en Manila.

El pontífice llegó a Filipinas procedente de Sri Lanka, donde realizó una visita de dos días. Decenas de miles de personas aguardaban ya en las calles desde horas antes de la llegada del pontífice, de 78 años. La gente se aprestaba a saludar al Papa a lo largo de los 22 kilómetros que separan el aeropuerto de la capital, Manila. Ante la gran afluencia de público, el convoy de vehículos podría tardar hasta tres horas en cubrir el trayecto.

En cualquier caso, la visita corrió el riego de suspenderse, según se informó, por razones climáticas. Concretamente se hablaba del primer ciclón de la temporada. Tanto es así que el arzobispo de Manila pidió a los católicos unirse en oración para que el clima no afecte la visita papal. El servicio meteorológico estatal había informado que la tormenta tropical "Amang" (que se traduce como "Padre") llegaría con vientos máximos sostenidos de 5 kilómetros por hora cerca del centro y rachas de hasta 80 kilómetros por hora.

Entre otras actividades, Francisco tiene programado visitar a los damnificados de Tacloban, celebrar una Misa multitudinaria, almorzar con un grupo de sobrevivientes e inaugurar un centro de asistencia para los más pobres. “Recemos por el buen clima durante la visita del Santo Padre. Imploremos al Dios de la creación que aclare los cielos cuando llegue el Papa Franciso y visite Tacloban", afirmó el cardenal filipino Luis Alberto Tagle.

Durante el último tramo de su visita a Sri Lanka, Francisco, a contramano del programa oficial, fue a visitar un templo budista. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, explicó a la prensa que a su regreso del santuario mariano de Mahdu, en el norte de aquel país, el Papa decidió por sorpresa visitar un templo llamado Mahabodi Viharaya, de un monje budista, Banagala Upatissa, quien lo había invitado durante una visita Vaticano y a quien también había saludado en el aeropuerto.

Según Lombardi, la visita duró unos 20 minutos el Papa escuchó en silencio las explicaciones sobre el templo y algunos cantos. Anteriormente, solo Juan Pablo II había entrado en un templo budista. Fue durante su viaje a Tailandia en 1984.