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Francisco quiere a Mozart en Nochebuena
19 - 12 - 2014 - VATICANO - CongregaciĆ³n LITURGICA

Luego de la irrupción de  "música latinoamericana" en San Pedro el día en que el Pontífice celebró a la Virgen de Guadalupe, ahora el monódico y bellísimo canto de la liturgia romana cede espacio a la música del genio de Salzburgo.Y es esta la gran novedad litúrgica de este año: se quiebra la exclusividad del canto gregoriano.

En Navidad, la atención está puesta en uno de los misterios centrales de la fe cristiana: el Verbo de Dios – la Segunda Persona de la Trinidad – se hizo hombre.

En el Prólogo a su Evangelio, san Juan evangelista lo expresa así: “Y el Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros”.

El misterio es tan profundo que el creyente puede hacer poco más que permanecer en silencio, contemplándolo. De hecho, durante siglos durante la Misa, los fieles debían ponerse de rodillas (hoy se les pide que se inclinen) durante estas palabras del Credo:

Y por nosotros y por nuestra salvación bajó del cielo,
Y por obra del Espíritu Santo, se encarnó en María Virgen,
Y se hizo hombre

En latín, la frase clave es: “Et incarnatus est—y se encarnó…”

El Papa Francisco ha hablado sobre estas palabras, in particular, en la forma en que han sido interpretadas por Wolfgang Amadeus Mozart, en una de sus grandes obras para coro.

“Amo a Mozart, por supuesto. El ‘Et incarnatus est’ de su Misa en Do menor es incomparable", dijo en una entrevista el pasado año. “¡Te eleva a Dios!”

La tierna y alegre forma en que Mozart presenta esta parte del Credo es perfecta para Navidad, cuando los pensamientos se vuelven hacia un Niño indefenso y su amante Madre.
 

Esta parte de la Misa del compositor austríaco dura ocho minutos. Para mucha gente, especialmente en nuestro mundo acelerado que busca gratificaciones instantáneas, puede parecer una eternidad. Pero el Papa lo quiere expresamente para la Misa de Nochebuena en la Basílica de San Pedro. Y ha pedido a otro austríaco que la dirija, Manfred Honeck.

“Normalmente es el coro de la Capilla Sixtina el que canta la liturgia y el Credo en Latín, con canto gregoriano. De hecho, me quedé sorprendido de que el Papa en persona quisiera” que Mozart se insertara en el canto de la Capilla Sixtina, dice Honeck.

Honeck, de 56 años, dirige la Pittsburgh Symphony Orchestra, y habló con Aleteia tras terminar un ensayo con la Chicago Symphony, donde ha sido director invitado hace poco. Honeck dirigirá un conjunto formado por varias orquestas de Roma, quienes apoyarán a la soprano israelí Chen Reiss, que será la que interprete Et incarnatus est.

Honeck está intrigado por la elección del Papa Francisco de esta pieza musical.

“Parece ser un Papa que ve algunas cosas de modo distinto", dice el director. "Puedes imaginar, el canto gregoriano no se lleva usando en 50 o 100 años, sino cientos de años en el Vaticano siempre de la misma forma. Me dijeron que es la primera vez que usan a Mozart en medio del canto gregoriano, y que lo hacen a petición expresa suya”.

Honeck también dijo estar sorprendido por la llamada del Vaticano para que lo dirigiera.

"Mi manager me preguntó, '¿Qué haces la noche de Navidad?' Pensé que era una pregunta estúpida porque él sabe perfectamente lo que iba a hacer, estar con mi familia", dice Honeck. “Nunca habría soñado no estar una noche de Navidad en casa” en un tranquilo pueblo austríaco, pero lo consultó con su mujer y sus seis hijos.

Pero para Honeck, católico, dirigir en el Vaticano será uno de los hitos de su prometedora carrera. “Estar allí, en el centro del Catolicismo, y celebrarlo con el Papa, es absolutamente una cosa grande para mí y también lo será para mi familia: una gran aventura, un momento que nunca olvidaremos. Supongo que será un poco más frenético que en casa – siempre intentamos celebrarlo de forma muy tranquila y pacífica, pero será una experiencia memorable para mí poder ver al Papa y participar en la Misa en el lugar donde estuvieron Pedro y Pablo. Para mi es muy emocionante”.

Y, esperamos, para quienes estén en la Basílica y para los millones de espectadores y oyentes de todo el mundo, un momento de profunda reflexión en el misterio de la Encarnación.

(ALETEIA)