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USA: concluye inspección a monjas "rebeldes"
11 - 12 - 2014 - IGLESIA - Vida religiosa

Comenzó en 2008, cuando Rodé habló de «feminismo»; ahora el informe será presentado por Braz de Aviz y Carballo el próximo 16 de diciembre; participarán representantes de las religiosas




El “Informe final de la Visita Apostólica a los Institutos de Vida Consagrada de las Religiosas en los Estados Unidos de América” será presentado en la Sala de prensa vaticana por el cardenal brasileño Joao Braz de Aviz, Presidente de la Congregación para los Institutos de Vida consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, por monseñor José Rodríguez Carballo, Secretario del mismo dicasterio, por la religiosa que dirige la visita apostólica, sor Claire Millea, y (signo elocuente del diálogo que se ha instaurado entre la Santa Sede y las monjas estadounidenses) por sor Agnes Mary Donovan, coordinadora del Council of Major Superiors of Women Religious (Cmswr), y, sobre todo, por sor Sharon Holland, nueva presidenta de la Leadership Conference of Women Religious (Lcwr), encargada del grupo de religiosas superioras que también fueron objeto de otra investigación vaticana, misma que ha desarrollado en estos años la Congregación para la Doctrina de la Fe.


La Congregación para los Religiosos, guiada por el entonces cardenal Franc Rodé (Prefecto) y monseñor Gianfranco Gardin (Secretario), anunció con un decreto del 22 de diciembre de 2008 el inicio de una visita apostólica para examinar la «calidad de vida» de más de 51 mil monjas estadounidenses. En una entrevista con la Radio Vaticana, en noviembre de 2009, el mismo purpurado esloveno indicó: «Han llegado voces críticas de los Estados Unidos y una representante importante de la Iglesia estadounidense me advirtió sobre algunas irregularidades o carencias en la vida de las religiosas estadounidenses. Se puede hablar, sobre todo, de cierta mentalidad secularista que se ha propagado en estas familias religiosas, tal vez incluso de cierto espíritu feminista». Inmediatamente surgieron las críticas y las perplejidades. En un correo electrónico privado, pero que terminó en las páginas de los periódicos, por ejemplo, sor Sandra M. Scneides, profesora de Nuevo Testamento y de Espiritualidad Cristiana en la Escuela Teológica de los Jesuitas de Berkeley (California), escribió: «No atribuyo ninguna credibilidad a la afirmación de que se trata de una visita amigable, transparente, que pretende ayudarnos, etc… Es una iniciativa hostil y las conclusiones ya están escritas». Los meses siguientes fueron muy tensos. La visita apostólica, guiada por sor Millea, de la orden de las Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús, comenzó con un encuentro entre la religiosa y 127 superioras de diferentes órdenes religiosas estadounidenses; prosiguió, en los siguientes años, con el envío de un cuestionario que iba desde la vida espiritual y las vocaciones hasta las cuestiones financieras (muchas superioras se negaron a responder), y concluyó con visitas “in loco” del equipo de visitadores apostólicos.


En enero de 2012, llegó a la Congregación vaticana un “Informe final”, en el que se subrayaba que, «aunque haya preocupaciones en la vida religiosa que merecen apoyo y atención, la perdurante realidad es la de la fidelidad, de la alegría y de la esperanza».


Pero había comenzado el cambio de guardia en el dicasterio vaticano para los religiosos. A finales de 2009, Gardin fue nombrado obispo de Treviso y, en su lugar como Secretario, llegó el redentorista estadounidense Joseph William Tobin, en agosto de 2010. «No hay ninguna intenció hostil» hacia las monjas estadounidenses, declaró el religioso. «La intención es la de ayudar no solo en la vida consagrada, sino también a la Iglesia, porque el futuro de la vida consagrada es de vital importancia para toda la Iglesia. El problema fue la forma de comunicar y, tal vez, de planear esta visita». Tobin no permaneció mucho tiempo en Roma, puesto que en octubre de 2012 volvió a los Estados Unidos como arzobispo de Indianápolis. También Rodé dejó la prefectura, pues se jubiló y en enero de 2011 llegó el cardenal brasileño Braz de Aviz fue nombrado por Benedicto XVI prefecto de la Congregación para los religiosos. La óptima relación con Tobin prosiguió también en la colaboración con el nuevo secretario, el franciscano Carballo, nombrado por Papa Francisco poco después de la elección al Pontificado. Con las monjas estadounidenses «es posible volver a un diálogo que nunca se había llevado a cabo antes», dijo Braz de Aviz durante un encuentro en 2013 con la Unión Internacional de las Superioras Generales (Uisig). Finalmente, la próxima semana, se presentarán las conclusiones de la visita apostólica.



La que condujo la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica no es la única investigación que ha puesto en marcha el Vaticano sobre las monjas estadounidenses. Otra investigación de carácter diferente («evaluación doctrinal») comenzó en febrero de 2009 en el seno de la Congregación para la Doctrina de la fe, guiada en ese entonces por el cardenal estadounidense William Levada. Pero la investigación se concentró únicamente en la Leadership Conference of Women Religious (Lcwr). Se trata de la mayor organización de las monjas estadounidenses, pues representa a alrededor del 80% de las monjas de los Estados Unidos. Una realidad que, «si no puede ser reformada, entonces no tiene derecho de continuar», indicó en una entrevista televisiva el entonces prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, el cardenal estadounidense Raymond Leo Burke. En abril de 2012 (pocos meses antes de que Levada dejara la guía del ex-Santo Oficio al entonces arzobispo alemán Gerhard Ludwig Müller, ahora cardenal) la Conferencia episcopal estadounidense (no el Vaticano) publicó el documento conclusivo en el que la Congregación vaticana indicaba que había identificado, entre otras cosas, «serios problemas doctrinales» entre las monjas estadounidesnes, pues algunas religiosas de la Lcwr tenían algunas «posiciones inaceptables» sobre la Iglesia y sobre Jesús. Además se subrayaban las protestas hacia la Santa Sede en relación con argumentos como los homosexuales y la ordenación sacerdotal femenina y, más en general, un «radical feminismo» difundido en la asociación, además de estigmatizar (aludiendo a las polémicas que surgieron en los Estados Unidos en relación con la reforma sanitaria de la administración Obama) «ocasionales posturas públicas de desacuerdo o polémica con las posturas de los obispos, que son los enseñantes auténticos de la fe y de la moral católica». El documento, criticado por la misma Lcwr y por algunos medios informativos como National Catholic Reporter, America y Commonweal, concluía con el nombramiento de una comisión, guiada por el arzobispo de Seattle, Jampes P. Sartain, que se habría encargado de la revisión (todavía en curso) de los programas, de los patrocinadores y de los estatutos de la organización. Durante el primer encuentro entre el nuevo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y la cúpula de la Lcwr, Müller (según indicó un comunicado publicado el 15 de abril de 2013 por el mismo dicasterio) «informó a la presidencia que recientemente ha discutido la evaluación doctrinal con Papa Francisco, que ha reafirmado los resultados de la evaluación y el programa de reforma para esta conferencia de superioras». La «conversión», apuntó por su parte la Organización de las monjas estadounidenses, «fue abierta y franca. Rezamos para que estas conversaciones puedan dar frutos por el bien de la Iglesia».(VATICAN INSIDER)