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El Papa hace su balance del Sínodo
10 - 12 - 2014 - SINODOS - 2014-2015

En el Sínodo extraordinario sobre la familia que se llevó a cabo en octubre, «todos los padres pudieron hablar y todos escucharon», dando vida a una «fuerte discusión» que se desarrolló con «gran libertad» y sin «censura previa». Lo subrayó Papa Francisco durante la audiencia de hoy, en la que anunció, tras concluir el ciclo de catequesis dedicado a la Iglesia

La audiencia del miércoles fue también la ocasión para que el Papa contara su experiencia del primer encuentro, con un estilo muy diferente del que usan los periodistas deportivos o políticos (aunque el Pontífice agradeció a los cronistas la copertura del Sínodo), para insistir en que «ninguna de las intervenciones pusieron en discusión las verdades fundamentales del sacramento del matrimonio», para subrayar que los «documentos oficiales» de la asamblea son tres («el mensaje final, la relación final y el discurso final del Papa», y no la relación “post disceptationem” intermedia) y para insistir en que «todo se dio “cum Petro et sub Petro”, es decir con la presencia del Papa, que es garantía para todos de libertad y confianza, y garantía de la ortodoxia».

«Comenzamos una nueva etapa, un nuevo ciclo, y el tema será la familia», anunció Jorge Mario Bergoglio; «un tema que se inserta en este tiempo intermedio entre dos asambleas del sínodo dedicadas a esta realidad tan importante. Por ello, antes de entrar al recorrido sobre los diferentes aspectos de la vida familiar, hoy deseo volver a empezar justamente a partir de la asamblea sinodal del pasado mes de octubre, que tenía este tema: “Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la nueva evangelización”. Es importante, pues, recordad cómo se llevó a cabo y qué produjo, cómo fue y qué produjo. Durante el Sínodo, los medios de comunicación hicieron su trabajo (había mucha expectativa, mucha atención) y les agradecemos porque lo hicieron abundantemente. Muchas noticias, ¡muchas! Esto fue posible gracias a la sala de prensa, que cada día hizo un encuentro. Pero, a menudo, la visión de los medios era un poco en el estilo de las crónicas deportivas, o políticas: se hablaba a menudo de dos equipos, pro y contra, conservadores y progresistas, etc. Hoy quisiera contar lo que fue el Sínodo».


Sobre todo, «yo –prosiguió Francisco– pedí a los padres sinodales que hablaran con franqueza y valentía y que escucharan con humildad, decir con valentía todo lo que tenían en el corazón. En el Sínodo no hubo censura previa, sino que cada uno podía (y más, debía) decir lo que tenía en el corazón, lo que pensaba sinceramente. “Pero, esto provocará discusión”. Es cierto, escuchamos cómo discutieron los Apóstoles. Dice el texto: surgió una fuerte discusión. Los Apóstoles se gritaban, porque buscaban la voluntad de Dios sobre los paganos, si podían entrar a la Iglesia o no. Era una cosa nueva. Siempre, cuando se busca la voluntad de Dios, en una asamblea sinodal, hay diferentes puntos de vista y hay discusión, ¡y esto no es algo feo! Siempre que se haga con humildad y con ánimo de servicio a la asamblea de los hermanos. Habría sido algo feo si hubiera habido censura previa. No, no: cada uno tenía que decir lo que pensaba». Después de la relación inicial del cardenal Peter Erdö, «hubo un primer momento, fundamental, en el que todos los padres pudieron hablar, y todos escucharon», «momento de gran libertad, en el que cada uno expuso su pensamiento con “parresia” y con confianza».

Como sea, «ninguna de las intervenciones puso en discusión las verdades fundamentales del Sacramento del Matrimonio, es decir: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la apertura a la vida. Esto no se tocó».

Después llegó la relación después de la discusión, de la que también se encargó Erdö y «sobre esta primera propuesta de síntesis» se desarrolló la discusión en grupos lingüísticos («Se dio todo, por la transparencia, para que se supiera lo que sucedía») y de ella surgieron la relación y el mensaje finales. «Algunos de ustedes pueden preguntarme: “¿Se pelearon los Padres?”. Pero, no sé si se pelearon, pero hablaron fuerte, eso dí, de verdad. Esta es la libertad, es justamente la libertad que hay en la Iglesia. Todo sucedió “cum Petro et sub Petro”».

El Sínodo «no es un parlamento», insistió el Papa, «es un espacio protegido para que el Espíritu Santo pueda operar; no hubo enfrentamiento entre facciones, como en el parlamento en donde es lícito, sino una confrontación entre Obispos, que vino después de un largo trabajo de preparación y que ahora proseguirá en otro trabajo, por el bien de las familias, de la Iglesia y de la sociedad». Y, en vista del próximo Sínodo, «que el Señor nos ilumine, nos haga ir hacia la madurez de lo que, como Sínodo, debemos decir a todas las Iglesias. Y, por ello –concluyó el Papa dirigiéndose a los fieles– son importantes sus oraciones».(VATICAN INSIDER)