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Orden y Mandato de San Miguel ¿Una secta destructiva?
01 - 12 - 2014 - IGLESIA - Vida religiosa

¿Quién es Miguel Rosendo da Silva? ¿Cuáles son las razones que han llevado a que sea expulsado de la presidencia de la Asociación Orden y Mandato? Comenzamos una serie de reportajes sobre este grupo que aglutina a laicos y sacerdotes y ha contado incluso con el apoyo de obispos y cardenales.

Feliciano Miguel Rosendo da Silva, a quien en adelante nos referiremos como Miguel, era un curandero de Vigo, descendiente de una conocida estirpe de curanderos y hechiceros. Tras su paso por Francia, donde ganó mucho dinero restaurando castillos, inició un grupo en el que recomendaba prácticas”saludables” en la trastienda de su herboristería, a los propios clientes.
Fascinados por las recetas y clases magistrales, su sorpresa fue mayúscula cuando éstas dejaron de versar sobre cartas astrales, espiritismo, ufología y horóscopos y se convirtieron en lo que parecían auténticas charlas de vida cristiana, unión familiar, Sacramentos, vida de piedad…
Un buen día, Miguel propuso la creación de un coro para ir a diferentes parroquias a cantar, con el fin de dar a conocer al grupo. De este modo, y ante el aumento del número de sus integrantes, Miguel se vio obligado a dotar de mayor “forma” a su grupo, al que llamó “grupo San Miguel Arcángel”. No fue un nombre elegido al azar: El propio Miguel les contaba a sus seguidores que él mismo se reencarnaba en el Arcángel San Miguel, hablando el mismísimo Dios por sus labios.
El hecho es que este seguidor y perfecto aprendiz de Simón el Mago, aquel interlocutor de San Pedro que codiciaba el poder de hacer milagros del Apóstol a fin de hacer negocio, logró saltar, desde la trastienda de su herboristería de Vigo donde daba servicio de vidente, a la sacristía.
Una vez situado en este privilegiado marco religioso pudo influir, disponer y mandar, no sólo sobre los monaguillos, sino incluso sobre algún Obispo, los curas, los aspirantes a frailes y monjas de su proyectada fundación y los laicos. Cuentan que de entre estos últimos decidía los matrimonios – juntaba las parejas como si fuese oráculo divino – e incluso decidía quien tenía que prepararse para el sacerdocio. En esta situación se produjo el reconocimiento canónico de su raro proyecto como Asociación de Fieles, bajo el rimbombante nombre de “Orden y Mandato de San Miguel”.
El grupo fue creciendo y acabó contando con unos 400 seguidores, entre los que se encontraban, y todavía se encuentran, familias con apellidos conocidos por sus rentas y herencias.
Hace pocos meses el Obispo de Tuy-Vigo, Luis Quinteiro, decidió intervenir la Asociación, nombrando un comisario en la persona de José Vidal. El Obispo apartó cautelarmente a Miguel de la presidencia de la Orden, ante las gravísimas acusaciones que sobre él pesan y que están fundadas en pruebas concluyentes.
Si bien los medios de comunicación que han tratado el tema se han centrado en las acusaciones de abusos sexuales sobre algunas de las fieles consagradas de la Asociación, INFOVATICANA ha tenido acceso a documentos que acreditarían que Miguel ha practicado y recomendado rituales de brujería y satanismo.
Qué hizo Miguel después de ser apartado de la presidencia de la asociación, y quiénes han sido sus principales apoyos para poder instalarse en la Archidiócesis de Madrid es un asunto que trataremos en días posteriores, hoy queremos explicar quién es Feliciano Miguel Rosendo da Silva y por qué fue apartado de su cargo por orden del Obispo.
Según expertos en sectas a los que ha tenido acceso INFOVATICANA, en el actuar de Miguel se aprecian en amalgama tres elementos, disfrazados bajo el compromiso de la colaboración parroquial y el apostolado:
1. Prácticas de curandero popular, consistentes en el uso de hierbas, emplastos, etc.
2. Conocimiento manifiesto del ocultismo.
3. Aprovechamiento supersticioso de las devociones de la religión católica.
La gran mayoría de los miembros de la presunta secta fundada por Miguel entraron en contacto con el fundador en una situación de debilidad, con algún punto débil, bien de índole económica, de salud o de vida espiritual.
Los investigadores que han tenido acceso a las costumbres de la vida de la comunidad aseguran que “el éxito del asociado no se encuentra en la relación con Dios vivida en la Iglesia, ni en la recepción de los sacramentos, sino en la dependencia para con el fundador y las prácticas rituales y los trabajos de purificación que Miguel obra sobre ellos”.
(INFOVATICANA)