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05 - 10 - 2013 - VATICANO - Organismos

El Vaticano en la ONU pidió una "finanza responsable" aunque "lo principal es siempre la paz", el "Canciller" destacó durante su intervención en el foro que se debe aprender la lección de la crisis del 2008.

La paz es una condición imprescindible para el desarrollo humano integral. La paz y los objetivos de desarrollo a favor de cada habitante de la tierra se pueden obtener solo si cada Estado se "asume plenamente la propia responsabilidad por el bien común de todos". Así lo ha declarado monseñor Mamberti, secretario para las relaciones con los Estados, ayer en su intervención en la 68º Asamblea general de las Naciones Unidas que se está realizando en Nueva York.

El tema elegido para esta sesión de la ONU tiene por título: "Preparemos el terreno para el programa de desarrollo después del 2015", y en su intervención monseñor Mamberti ha evidenciado como a poco más de un año de que llegue la fecha fijada para los objetivos del milenio, éstos están lejos de ser universalmente alcanzados.

Los representantes de los 193 países que la integran la ONU están indicando cómo va en sus respecivas naciones el cumplimiento de las metas fijadas para 2015 en la Cumbre del Milenio de Nueva York en el año 2000, que como primer objetivo contempla la reducción a la mitad del hambre en el mundo, pero también educación primaria universal, reducción en dos tercios la mortalidad infantil; favorecer la igualdad de género y la sustentabilidad ambiental.

El 'ministro de exteriores' del Vaticano ha destacado también como después de la crisis del 2008, es urgente implicar a todos los Estado en la definición de políticas económicas internacionales para la promoción de una financiación más responsable e igualitaria.

Pero también ha advertido el que tema de fondo es siempre el de la paz "sin la cual no puede haber desarrollo".

Monseñor Mamberti se ha detenido también sobre la tragedia siria, expresando la viva preocupación de la Santa Sede por la suerte de las comunidades cristianas y de otras minorías en Siria, que, ha dicho "no deben verse forzadas al exilio, sino que deben al contrario conservar un rol en la futura configuración política del país y dar su contribución al bien común".

Así mismo, ha expresado el aprecio de la Santa Sede por la Resolución 2118 sobre la eliminación de armas químicas en Siria, adoptada el 27 de septiembre por el Consejo de Seguridad.