José María Zabala responde en una entrevista a Religión en Libertad:
-Durante ese tiempo, ¿comulgaron ustedes alguna vez?
-Estuvimos varios años sin comulgar. Por nada del mundo hubiésemos cometido un sacrilegio recibiendo al Señor en pecado mortal. Jesús nos preservó de perpetrar semejante fratricidio. Éramos y somos grandes pecadores, pero jamás ofendimos al Señor donde más le duele: en la Eucaristía, donde está realmente presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
-¿Cuáles eran sus circunstancias vitales?
-Cuando tuve mi conversión tumbativa, en el momento y de la forma que menos lo esperaba, hablé con Paloma y nos fuimos a confesar al día siguiente. Yo llevaba casi nueve años con mi proceso de nulidad y a punto estuve de arrojar la toalla, pero gracias a Dios no lo hice. Ella ya la tenía, pero yo todavía no.
-¿Siguieron juntos?
-Después de confesarnos -en mi caso, tras más de 15 años sin pisar un confesonario- decidimos vivir como hermanos, en habitaciones separadas, pues teníamos dos hijos en común.
-Tuvo que ser duro...
-Fue muy duro, pero jamás nos faltó la ayuda de Dios, de la Santísima Virgen y del Padre Pío. La primera vez que comulgamos, después de tantos años, fue como si volviésemos a hacer la Primera Comunión. Hoy formamos un matrimonio muy feliz, que reza el Rosario cada día con nuestros hijos y frecuenta también con ellos los sacramentos, en especial la Eucaristía y la Penitencia.
-Antes de esa conversión y de pasar a vivir en continencia ¿nunca se les pasó por la cabeza acercarse al altar a comulgar ?
-La doctrina de Jesucristo es la que es, y no admite excepciones. ¿Qué es eso de hacerse una fe a la medida, en función de las circunstancias o del tiempo en que se viva?
-El cardenal Kasper propone que en algunos casos muy precisos (como habría sido el suyo) sí se permita, como una forma de misericordia...
-No debe cometerse jamás un sacrilegio apelando a una falsa misericordia, que no es la de Dios. San Pablo no tiene pelos en la lengua al proclamar, en su primera epístola a los Corintios, que quien “come y bebe sin discernir el Cuerpo de Cristo, come y bebe su propia condenación”. El Catecismo de la Iglesia Católica tampoco deja el menor resquicio a la duda.
-Pero ¿no habrían experimentado ustedes un alivio de haber podido comulgar?
-Jesús nos recuerda en el Evangelio que al Paraíso se accede por la puerta angosta y no por la ancha, que conduce a la condenación; así como que no todo el que diga “Señor, Señor”, entrará en el Reino de los Cielos.
De modo que mucho cuidado con esa falsa misericordia y ese ladino “buenismo” del "todo vale".
-¿Por qué es hoy tan difícil asumir la doctrina católica a este respecto?
-Sencillamente porque implica exigencia. La solución más fácil es ofrecer hoy la puerta ancha que lleva a la condenación. Qué cierto es el proverbio de que “por la caridad entra la peste”. Se recurre así a casos extremos (como el de una madre cuyo hijo hace la Primera Comunión y desea “darle ejemplo” aun comulgando en pecado mortal), para abrir la mano con la doctrina de Jesucristo. ¡Pero ojo con tomarse a la ligera la ley de Dios!
-En resumen: no apoyan la propuesta de Kasper ni doctrinalmente ni desde su experiencia personal....
-Ya nos parece muy grave sólo plantear la posibilidad de administrar la comunión a los divorciados vueltos a casar civilmente, lo cual equivale a preguntar si es pecado o no cometer un sacrilegio. ¡Menuda paradoja!
-¿Qué consejo le darían a una pareja en circunstancias similares a la que ustedes vivieron?
-Que estén cerca de Dios. El propio Jesús ya nos lo dice en el Evangelio: “Sin Mí no podéis hacer nada”. ¡Qué gran verdad! Pero con Él, aun siendo tan miserables, podemos salvar los numerosos obstáculos y sinsabores que encontramos en nuestra vida.
-Su libro intenta ayudar a otros en eso...
-Nos dirigimos en nuestro libro a todos los matrimonios sin excepción: divorciados y/o separados que están convencidos en conciencia, como nosotros lo estuvimos, de que su matrimonio no ha existido, es decir que es nulo a los ojos de Dios; matrimonios felizmente casados que no valoran lo suficiente su inmenso tesoro sacramental; matrimonios en trámites de separación que están a punto de arrojar por la borda lo que a nosotros tanto sufrimiento nos costó alcanzar…
-¿Compensa el desgaste de hacer pública su vida?
-Estamos recibiendo multitud de testimonios de matrimonios con problemas que han leído ya nuestro libro y nos escriben al correo electrónico que facilitamos en sus páginas en busca de consejo y ayuda. Con un solo matrimonio que no se rompa o que se celebre ante Dios ya habrá valido la pena desnudar nuestras almas.
(RELIGIÓN EN LIBERTAD)