Desde su dimisión en febrero de 2013, Joseph Ratzinger reside en un antiguo monasterio en el Vaticano, donde recibe a sus allegados y vive dedicado a la oración, la lectura y la escritura.
Según fuentes citadas por el diario italiano, el Papa emérito respondió a los cardenales que fueron a verlo en secreto para protestar contra la política de Francisco: "Yo no soy el Papa, no se dirijan a mí".
Tras el fallido encuentro, Ratzinger envió un mensaje a Bergoglio avisándole de las presiones y ofreciéndole de nuevo su ayuda teológica, en la que es un referente.
"Cuando habla Benedicto XVI, siempre es para apoyar a Francisco", destacaron estos "atentos observadores" citados por La Repubblica. Y es que el alemán se niega a que lo utilicen contra su sucesor.(RELIGION DIGITAL)