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La paz es la mayor responsabilidad de las religiones
20 - 09 - 2014 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Otros

¿Cómo se puede pedir a los países y poderes políticos que se toleren, si las grandes religiones no dan ejemplo de tolerancia?.Recientemente Aleteia comentaba la noticia de la propuesta del ex presidente israelí Shimón Péres y premio Nobel de la paz en 1944 para la propuesta de la creación de una ONU de las religiones que actúe como intermediario de paz en el mundo.

También hemos empezado a observar las primeras manifestaciones de grupos islámicos en contra del extremismo terrorista islámico y concretamente criticando las acciones violentas del EI (Estado Islámico) en Irak y Siria. Estas declaraciones, aunque un poco tardías, indican que el respeto y la tolerancia religiosa continúan avanzando como cultura común de la humanidad desde las últimas décadas.

El propio Shimón Péres señala el desastre de la diplomacia internacional y el desgaste de la ONU. Estamos presenciando la lentitud de occidente para actuar, que ha permitido matanzas y deportaciones masivas a miles de personas en Irak, o la intervención extranjera en Ucrania, por poner ejemplos recientes.

Estamos presenciando el desprestigio y decadencia de instituciones políticas internacionales que se iniciaron con tanto optimismo, sobre todo, después de la tragedia mundial de la segunda guerra.

No se trataría de suplantar, ni de intentar sustituir el papel que esas organizaciones desempeñan, puesto que son necesarias y, con sus imperfecciones y, a pesar de su falta de independencia, cumplen un papel que, puede ir mejorando con el rodar del tiempo, en la medida en que los países emergentes vayan adquiriendo peso dentro de esas instituciones supranacionales y contrapesando el excesivo poder del grupo de naciones más poderosas.

Tampoco el objetivo prioritario de esa Organización de Religiones Unidas, sería el diálogo interreligioso que ya está abierto y dando pasos y resultados muy avanzados, no solamente entre las distintas instituciones cristianas sino, también con los no cristianos.

Ni debería limitarse solamente esta organización a evitar las guerras o promover la paz, puesto que, por desgracia, los desastres que padece la moderna y avanzada sociedad actual son muchos más.

Las grandes religiones del mundo tienen la obligación moral de unirse para denunciar la enorme desigualdad existente entre la extrema riqueza de unos pocos y la extrema pobreza de muchos millones, no solo en países pobres, sino desigualdad injusta dentro de los mismos países desarrollados. Y los resultados concretos de esta situación de millones de personas con hambre, falta de salud y falta de educación.

Tienen la obligación de unirse para denunciar las distintas formas de esclavitud de niños trabajando y niños y mujeres prostituidos.

Las grande religiones están moralmente obligadas a unirse, también, para combatir la lacra mundial del tráfico y consumo de drogas que está minando la salud moral y física de muchos personas en esta forma de esclavitud moderna.

Deben también unirse para defender el matrimonio y la familia, la igualdad entre sexos, los derechos de los no nacidos, la protección de los ancianos.

Pero, junto a la fuerza de un materialismo atroz, están floreciendo muchas y diferentes manifestaciones de cultura religiosa y búsqueda de Dios dentro del hombre actual.

Las grandes religiones tienen la obligación moral de unirse para establecer un diálogo extra-religioso en defensa de los derechos humanos en los que todas ellas coinciden.

Sin ninguna duda esto agilizará, indirectamente, el diálogo interreligioso.

No parece que el problema sea buscar un esquema organizativo y legal, ni de nombramiento de cargos, o de crear una estructura dentro de esa Unión, sino simplemente unirse y reunirse para hacer oír su voz, que representa al 90% de la población mundial, en todos estos temas en los que se atacan los derechos fundamentales de la persona.

Ante el desprestigio moral de las instituciones políticas internacionales y la falta de verdaderos líderes mundiales defensores de los derechos de la persona, las grandes religiones tienen que ponerse de acuerdo para actuar racional y responsablemente defendiendo los valores espirituales del ser humano y protegiendo a los desfavorecidos y excluidos de la sociedad.

Para que las decisiones de esa unión no se queden en meras declaraciones y caigan en el vacío, deben ser operativas para los seguidores de dichas religiones, que nos toca tomar un papel más activo.

Si ante tantos problemas de la humanidad las religiones no son capaces de olvidar sus diferencias y fortalecerse con sus coincidencias, se está dando motivos para que el hombre pierda su esperanza.

¿Cómo se puede pedir a los países y poderes políticos que se toleren, si las grandes religiones no dan ejemplo de tolerancia? Las cabezas espirituales del mundo tienen que saber trabajar unidos y compartir protagonismo religioso para dar a la humanidad motivos de esperanza.(Javier Ordovas-ALETEIA)