El viaje del papa Francisco a Corea del  Sur estuvo acompañado por una serie de aperturas y gestos de amistad hacia China, que parecen dejar abierto el campo a una distensión de las relaciones entre Pekín y el Vaticano.
La voluntad del papa Francisco de un reacercamiento con Pekín, al punto de decir que está dispuesto a ir a China "incluso mañana", ha abierto nuevos interrogantes.
"El Papa no ha dicho tantísimas cosas sobre China, dice en una entrevista a ANSA Gianni Criveller, profesor de Teología y Filosofía en el Colegio Espíritu Santo en Hong Kong, sabe que
debe ser prudente, pero lo que más me impactó es que dijo que la Iglesia sólo reclama en China la libertad de hacer su propio trabajo", explica Criveller, señalando uno de los obstáculos
principales para la recuperación de relaciones plenas entre ambas partes.
China no sólo carece de relaciones diplomáticas con el Vaticano, sino que aun cuando reconoce a la religión católica (entre las cinco aceptadas, junto al budismo, islam, cristianismo y taoísmo) ésta puede operar sólo en el seno de la "Iglesia patriótica", supervisada por la Administración estatal para los Asuntos Religiosos, a su vez sometida al PartidoComunista Chino.

"Decir estoy dispuesto a venir incluso mañana, significa simplemente ofrecer una demostración de buena voluntad, quiere  decir que el problema es de la otra parte, quiere decir implícitamente cargar la responsabilidad sobre el interlocutor", agrega el académico.
Naturalmente es difícil saber qué cosa hay verdaderamente  detrás de esta declaración, y hasta qué punto sea un comentario respecto a un diálogo en curso tras bambalinas: "Hay conversaciones, intentos, contactos, razonamientos, se percibe que hay algo que avanza entre la Santa Sede y las autoridades chinas. No es que sea una novedad pero el esfuerzo por parte de  las autoridades vaticanas también se debe al hecho de que ha cambiado, sea el Papa como el secretario de Estado", observa Criveller. Así, el balón habría sido enviado al campo chino, pero poco después del retorno de Francisco a Roma, llegaron de China comentarios poco cálidos: Liu Yuanlong, vicepresidente de la Asociación Católica Patriótica declaró en una entrevista al Global Times de Shangai que "China salvaguardará siempre su soberanía e integridad territorial y no permitirá a ninguna fuerza extranjera interferir con la religión".

Además, en los últimos tiempos la presión frente a los fieles ha ido creciendo: en Wenzhou, ciudad costera con una presencia fuerte de cristianos se está asistiendo a un desmantelamiento
progresivo de cruces e Iglesias por parte de las autoridades, a pesar de que los devotos las defienden hace meses.
De igual modo, también ha crecido la presión hacia la Iglesia   católica de Shanghai, después de la muerte y los arrestos domiciliarios del obispo Giuseppe Fan Zhongliang, designado por
el papa Juan Pablo II.
"La situación de los fieles en China en este momento no es  por cierto positiva. Y hay que considerar que, si bien es cierto que el Papa recibió el permiso para sobrevolar los cielos chinos
con el avión, esto no tuvo publicidad alguna en China, el público chino no fue informado. En 1995 China había mandado una delegación oficial de jóvenes de la Iglesia china a la jornada
de la juventud en Manila. En Corea, en cambio, se hizo todo y más para impedirles a los católicos chinos asistir a la visita del Papa. No hay mucho para ser optimistas" concluye Criveller.(VALORES RELIGIOSOS)