Los efectos de la disminución de población joven (producto de que las familias tengan un menor número de hijos) que los expertos ahora reconocen son la reducción de la mano de obra, reducción en los ahorros y menor inversión en los negocios. "El próximo año, 68 de los 112 países medidos por el reporte de Moody's serán calificados como 'envejecientes', 34 como 'envejecidos'", alertó la redactora Shannon Roberts para el informativo MercatorNet. También destacó la creación de una categoría de países "super-envejecidos" cuya población mayor de 65 años representará más del 20%. En 2015, estos países serán Alemania, Italia, Japón, Finlandia y Grecia.

El progresivo envejecimiento de las poblaciones plantea un reto para la economía global. Foto: Boris Bartels. Los países que presentan por el contrario un promedio de población joven más alto y bajas probabilidades de envejecimiento son considerados como atractivos para la inversión, como es el caso de Filipinas, el país más católico de Asia. El país fue descrito como "un lugar de inversión muy bueno" por Guillermo M. Luz, miembro del Consejo de Competitividad Nacional de Filipinas. "Tener una fuerza de trabajo joven y educada (...) va a hacer a los filipinos muy competitivos comparados a sus similares en el sur de Asia".
La Iglesia y el auténtico desarrollo

Los efectos económicos son apenas uno de los aspectos que respaldan la doctrina de la Iglesia en materia de vida y familia, pero pueden ser la puerta de entrada para que las naciones presten mayor atención a sus recomendaciones. "La apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo", advirtió Benedicto XVI en la Encíclica Caritas in Veritate. "Cuando una sociedad se encamina hacia la negación y la supresión de la vida, acaba por no encontrar ya las motivaciones y las energías necesarias para trabajar al servicio del verdadero bien del hombre".

Este llamado de la Iglesia fue expresado en una reciente intervención de Mons. Francis Chullikatt ante las Naciones Unidas en Nueva York . El prelado, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, indicó que es la promoción de la familia la auténtica solución a la pobreza y que este objetivo debe ser en núcleo de acción en la búsqueda del desarrollo.

La preocupación estatal que probablemente se hará común en muchos países afectados por las tendencias demográficas de envejecimiento se encontrarán con el serio problema de que se trata de una realidad presente. "Las estadísticas están ya ante nosotros, así que es un poco tarde para intentar revertirlas", explicó Roberts. Las acciones recomendadas por los investigadores para aliviar parcialmente los efectos económicos incluyen mejorar la participación laboral, promover la inmigración a los países afectados y motivar las entradas financieras.

Es así como un informe económico internacional se convierte en un motivo más para leer con renovada atención las Cartas Encíclicas de los Pontífices, cuyo contenido espiritual tiene un alcance que se extiende mucho más allá de los confines de la Iglesia.(GAUDIUM PRESS)