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Sri Lanka: budistas extremistas en contra del Papa y de los misioneros
09 - 08 - 2014 - INTERRELIGIOSO - Otros

La situación de las relaciones entre católicos y budistas en Sri Lanka no es color de rosa. En enero de 2015 esta será la meta del segundo viaje asiático de Papa Francisco, después del que llevará a cabo en Corea. Algunos movimientos radicales y ultranacionalistas que se inspiran en Buda, al enterarse de la confirmación de la visita, agredieron verbalmente a Bergoglio, poniendo en movimiento una peligrosa propaganda mediática.

 

Hhicieron irrupción en un encuentro que habían organizado los Oblatos de María Inmaculada para insultar y amenazar a los participantes.

La violencia de estos grupos budistas radicales, que tienen un fervor nacionalista teñido de fe y cultura, desde hace tiempo se dirigía en contra de los musulmanes y de los cristianos evangélicos y pentecostales (considerados actores de un proselitismo bastante acentuado). Ahora, en cambio, parecería no pretender dejar a los católicos, creando situaciones que, en vista del viaje del Papa, han llegado hasta los obispos, las autoridades civiles, a la nunciatura de Colombo y a otras embajadas europeas.


Se ha convertido en el protagonista de una recepción nada calurosa a Papa Francisco el monje Galagoda Atte Gnanasara, líder de la organización de los monjes “Bodu Bala Sena” (“Fuerza de poder budista”), que en los últimos años ha visto aumentar su prestigio y a sus seguidores entre la pobalción de la isla, en la que viven 20 millones de personas (75% de las cuales es de fe budista). Mientras la Santa Sede confirmaba las fechas para la segunda etapa asiática de Bergoglio (del 12 al 15 de enero en Sri Lanka; del 15 al 19 en Filipinas), el monje budista declaró con tonos polémicos a los medios de comunicación: «Papa Francisco debe pedir perdón a los budistas por las atrocidades cometidas por los gobiernos coloniales cristianos en el sur de Asia. Espero para ver qué dirá el Papa sobre los crímenes cometidos aquí». Sri Lanka fue dominio colonial de Portugal, Holanda y Gran Bretaña entre 1505 y 1948.


El “Bodu Bala Sena” surgió como una presencia inquietante en Sri Lanka durante los últimos años y ha sido acusado por muchas personas de «incitación a la violencia». El clima de hostilidad y de reivindicaciones basadas en una memoria histórica instrumentalizada para difundir el odio parece presagiar algunos problemas para el peregrinaje del Papa argentino. La propaganda anticristiana, que fácilmente encuentra espacio en la red, preocupa a las autoridades civiles que están afinando con la Santa Sede los detalles del programa del viaje. Como anunciaron los obispos de Sri Lanka, el Pontífice debería hacer una etapa en el santuario mariano de Madhu, que se encuentra en una zona tamil y que desde siempre ha sido uno de los lugares simbólicos de la reconciliación entre las dos etnias que pueblan la isla (singalesa y tamil). Para los budistas radicales, que apoyan abiertamente a los singaleses, esta decisión es una afrenta que debe ser duramente criticada.


Fruto del mismo clima, que desata preocupaciones, es el caso que Vatican Insider supo gracias a Louis Lougen, Superior general de los Oblatos de María Inmaculada, que es una de las mayores congregaciones misioneras católicas. El 4 de agosto una multitud de budistas violentos hizo irrupción ilegalmente en el Centro para la sociedad y la religión, en Colombo, en donde se estaba desarrollando una reunión pacífica de misioneros, sacerdotes, monjas, laicos, activistas, abogados y representantes de diferentes embajadas.


El encuentro pretendía identificar las formas y las estrategias para ayudar a las familias de las personas desaparecidas (una plaga todavía viva tras la guerra civil) a encontrar a sus seres queridos. El Centro, guiado por el misionero Stephen Ashok, se ha comprometido desde hace varios años para ayudar a las víctimas de la guerra civil. Los extremistas entraron con fuerza en el edificio e impidieron que se desarrollara la reunión, insultando a los participantes y amenazando con la demolición del Centro. Pretendían intimidar a las familias y desacreditar a los Oblates (definidos «traidores del país») y a la Iglesia católica. La intervención de la policía local no sirvió mucho, indicaron los misioneros, pues los agentes habrían ofrecido pretextos para justificar sus pocas acciones.


«Los Oblatos de María Inmaculada, presentes en Sri Lanka desde hace más de 170 años, contribuyeron a fundar la Iglesia católica en este país y están orgullosos de su cercanía a todos los ciudadanos de la isla», afirma una carta de Louis Lougen en la que pidió mayor decision por parte del gobierno para garantizar los derechos y la libertad de todos los ciudadanos, de cualquier religion. Dirigiéndose a la Iglesia del país, el texto recuerda que también Papa Francisco cuando se reunió con los obispos de Sri Lanka en su visita “ad limina” subrayó el papel crucial de la Iglesia católica para la reconciliación del país.(VATICAN INSIDER)