Según el diario vaticano, “lo que en las premisas tenía que ser su película sobre una crisis personal, su variante de Otto e mezzo y Il bandito delle undici, se vuelve, en cambio una obra que determina las enseñanzas cristianas, restituidas a su más pura esencia, el instrumento para salir de aquella misma crisis”. (L’Osservatore Romano, 21 de julio).
Y, sin embargo, cuando salió, en 1964, recuerda Il Giornale (22 de julio) la película fue definida en ese mismo ambiente “fiel a la narración pero no a la inspiración del Evangelio”. Y entonces, ¿cómo es posible que después de 50 años, un juicio cambie tan radicalmente? ¿Por qué la Santa Sede ha decidido rehabilitar a un director, Pasolini, por otra parte ateo, y condenado en primer grado por desprecio a la religión de estado?
Lo explica el director del diario vaticano Giovanni Maria Vian a La Stampa. El elogio de Pasolini es “un signo de la Iglesia de la misericordia de Francisco”, subraya Vian.
En línea con el pontificado que pone al centro “las periferias geográficas y existenciales”, el diario de la Santa Sede reconoce en Pasolini “el abandono al flujo del Evangelio”. El autor “maldito” confía a la mirada de la cámara “una inspiración expresiva religiosa”. (La Stampa, 22 de julio).
El diario turinés subraya que la obra, es bendecida como “una representación que toca cuerdas sagradas y se mueve por un sincero realismo”. De hecho La Pasión de Pasolini, que el año 64 ganó el premio especial del jurado en la muestra del cine en Venecia, tiene un Cristo interpretado por un sindicalista antifranquista, la Virgen anciana personificada por la madre del mismo director, la escena diseminada por los rostros de la clase marginal y la áspera ambientación de los Sassi di Matera.
Las referencias a la pintura del cuatrocientos son “ escenario interior y pesebre íntimo en el que se funden los tormentos y en muchos versos la ideología contradictoria”. Y así, alaba l’Osservatore Romano, “la humanidad febril y primitiva que el director lleva a la pantalla confiere una nueva fuerza al verbo cristiano”. Más aún, el Evangelio “en este contexto aparece todavía más actual, concreto, revolucionario”.(ALETEIA)