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Vicario de Jerusalén: Demostrar que es posible vivir juntos
16 - 07 - 2014 - IGLESIA - Asia

El Tierra Santa la situación es dramática. La tregua propuesta este martes por Egipto no ha sido respetada. Hamás la rompió con sus misiles y más tarde Israel recomenzó a bombardear. ZENIT entró este martes en contacto con el vicario del Patriarcado Latino de Jerusalén, David M. Neuhaus a quien le interrogó sobre la situación que se vive y qué salida puede haber.

El sacerdote jesuita indicó que el reciente documento de la Comisión Justicia y Paz de la Asamblea de Católicos Ordinarios de la Tierra Santa enfocó muy bien la temática al recordar que "Israel y Palestina hacen eco de los gritos de las madres y padres, hermanos y hermanas, de los seres queridos de los jóvenes caídos víctimas de la última ola de violencia que azota esta tierra”. De hecho, añadió el responsable del vicariato de Israel para los católicos que hablan hebreo, todos claman al cielo, pidiendo al Señor sanar esta tierra rota y que sangra, que ha sido testigo de una explosión de violencia.

“¿Por qué somos incapaces de romper estos ciclos perdurables de la violencia?, se preguntó el padre Neuhaus”. Y reconoció que como señala el documento de la Comisión Justicia y paz, existe un problema fundamental: un lenguaje de violencia que ha dominado completamente el discurso político en Israel y Palestina: 'Tenemos la esperanza de poner fin al ciclo de violencia que destruye por el lenguaje irresponsable de castigo colectivo y la venganza que engendra violencia y sofoca la aparición de cualquier alternativa'.

El sacerdote jesuíta, nacido en una familia judía y que a los 15 años decidió convertirse a la fe católica, cometido que logró a los 25 como concordado con sus padres, recordó que “el origen de la violencia está en el rechazo del otro que perpetúa la injusticia y precisó que este rechazo toma fuerza en la continua ocupación israelí de tierras palestinas”, pues como dice el documento de Justicia y Paz: 'Se construyen nuevos asentamientos, las tierras son confiscadas, las familias son separadas, los seres queridos son detenidos e incluso asesinados. El liderazgo de ocupación parece creer que la ocupación puede ser victoriosa con el aplastamiento de la voluntad del pueblo en favor de la libertad y dignidad'.

Y recordó que dentro de la sociedad palestina, hay quienes se alimentan de esta situación desesperada, promoviendo una ideología de venganza y rabia:"el lenguaje violento de los palestinos en la calle que piden venganza es alimentado por las actitudes y expresiones de aquellos que han perdido toda esperanza de llegar a una solución justa al conflicto por medio de negociaciones".

Por ello indicó el vicario, en tal situación es extremadamente difícil humanizarlos superando las múltiples paredes de enemistad y así iniciar un proceso de diálogo. La manera de romper el círculo vicioso de la violencia es encontrar un nuevo lenguaje con el cual describir el mundo en que vivimos. Nuestro lenguaje actual de violencia se basa en las categorías de "autodefensa" y "enemigo".

“El reto --continuó elcoordinador de la pastoral para los migrantes-- es proponer un nuevo lenguaje creativo y difundirlo especialmente entre los jóvenes” Y recordó que el papa Francisco en la invocación por la paz en el Vaticano el 8 de junio de 2014, gritó: «Hemos escuchado una llamada, y debemos responder: la llamada a romper la espiral del odio y la violencia; a doblegarla con una sola palabra: 'hermano'. Pero para decir esta palabra, todos debemos levantar la mirada al cielo, y reconocernos hijos de un mismo Padre».

El responsable del vicariato de Israel para los católicos que hablan hebreo, precisó que “la iglesia en Tierra Santa es una parte muy pequeña de la realidad. Los cristianos son sólo alrededor del 2 por ciento de la población. Sin embargo, Dios ha plantado la semilla de la fe en todos los lados de las paredes de enemistad. Somos palestinos o israelíes, árabes o de origen judío, me parece el Señor nos invita a una misión muy particular” y recordó la carta a los Efesios cuando dice 'Cristo es nuestra paz; él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba, y aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones'.

“Siendo tan marginales --ha indicado Mons. Neuhaus-- tenemos una enorme libertad de las ataduras del poder y la riqueza. Nosotros podemos y debemos asumir la misión de mostrar al pueblo fiel lo que es posible hacer. Porque nuestras vidas como cristianos tienen que reflejar de manera clara que es una mentira la idea propagada por todos lados de que la paz y la justicia, la convivencia, el perdón y la reconciliación son imposibles. Nosotros tenemos que encontrar caminos creativos y generosos que demuestren, al contrario, que es posible vivir juntos”.

Y concluyó indicando que “al desterrarlos términos: 'venganza', 'guerra', 'enemigo', y haciendo nuestras las palabras 'perdón', 'diálogo'. y 'hermanos', sea que estemos con los que hablan árabe que con quienes hablan hebreo; estemos en la parroquia de Gaza o de Beer Sheba, daremos testimonio de lo que creemos en el 'desierto de las tinieblas y de la muerte' para que pueda transformarse en 'un jardín donde florezca la vida'.

De hecho, debemos reconocer vivamos en Tierra Santa o no, que nuestras palabras crean los mundos en los que nosotros vivimos. Nosotros necesitamos construir juntos la paz y justicia tomándonos la responsabilidad por cada palabra que sale de nuestra boca. ¿Las palabras que nosotros decimos contienen odio e ira, o siembran respeto y curación? Que nuestras palabras sean ladrillos con los cuales contribuimos a la edificación del Reino de los Cielos.(ZENIT)