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Alemania no sólo fue a jugar fútbol en Brasil
16 - 07 - 2014 - CULTURA - Costumbres

Una de las críticas más comunes que reciben los futbolistas de élite es que "viven en un mundo aparte, sin ningún deseo de relacionarse con los mortales", pues al fin y al cabo la sociedad les ha hecho creer que son dioses y que no necesitan bajar al mundo real para no desvirtuar su “imagen divina”. El seleccionado alemán  se involucró con los vecinos del lugar  y ésto advirtieron enseguida que "no estaban frente a un enemigo" . Los indios pataxós les enseñaron la "danza de la fortaleza".

Está siendo noticia en estas horas posteriores a la final del Mundial la actitud de la selección alemana en los 33 días que pasaron hospedados en Santa Cruz Cabrália, en el sur del estado de Bahia, donde construyeron su propio centro de entrenamiento. Y todo comenzó por ahí, pues desde la construcción de este complejo se empañaron en que los trabajadores fuesen de la región.

La interacción con la población local fue constante, y dentro de esto quiero destacar la identificación que tuvieron con los indígenas, en concreto con los Pataxós, que habitan esta región. Todo esto contrasta con la actitud que los gobernantes brasileños tienen con las poblaciones indígenas. Muy cerca de Santa Cruz Cabrália se encuentra la Serra do Padeiro, donde los tupinambá continúan siendo perseguidos. Los xucurus, tribu del interior del estado de Pernambuco, de la que es descendiente el jugador de la selección brasileña Paulinho (sus abuelos vivieron en esa aldea indígena) escuchaban los partidos por la radio, pues no tienen luz, ni agua corriente, ni cobertura en los móviles.

Los muchas veces olvidados indígenas brasileños participaron de algunos entrenamientos de la selección alemana y juntos se divirtieron, se sintieron felices y se unieron para buscar juntos la victoria, la futbolística en el caso de los teutones, la del respeto y reconocimiento social para los indígenas.

Hubo gestos en ambos sentidos que ponen de manifiesto esta identificación común. La federación alemana hizo una donación de diez mil euros para que los indios pudiesen comprar una ambulancia para la aldea y después de ganar el título, colocaron la copa en el medio de un círculo, para juntos bailar, ante los ojos de millones de espectadores, la danza de la fortaleza, que los indios pataxós les habían enseñado días atrás. Este mismo ritual había sido realizado por los indios, pintados con los colores de la bandera alemana, poco antes de que el brazuca comenzase a rodar en el estadio de Maracanã.

Las actitudes que las personas tienen con los que la sociedad ignora y desprecia nos muestran su calado moral. Alemania ha sido un país marcado por actitudes deplorables a lo largo de la historia, pero la postura de sus jugadores muestra que no siempre los estereotipos responden a la realidad. Es verdad que la selección alemana hoy está compuesta por jugadores de diversas procedencias, encontrando entre ellos descendientes de polacos, turcos, tunecinos, ghaneses, lo que puede habar ayudado a valorar las diferentes culturas. Poco a poco debemos ir descubriendo que quien es diferente no es enemigo y que, al contrario, puede ser motivo de crecimiento común.

Podemos decir que Alemania no sólo gano en el campo. También ganó el reconocimiento de quien cree en un mundo mejor para todos, pues por encima de los goles están las personas, también aquellas que para muchos no cuentan.(INFOCATOLICA)