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La lista negra de los gobiernos que destruyen Iglesias
12 - 07 - 2014 - CULTURA - PolĂ­tica

El Pew Research Center, la organización estadounidense especializada en el monitoreo de los síntomas y de las zonas críticas para la situación religiosa en el mundo, llevó a cabo un estudio particular sobre el comportamiento de los gobiernos frente a la demolición de edificios sacros. El punto de partida de la investigación fue, como era previsible, la destrucción ordenada por el gobierno chino de una enorme Iglesia en la ciudad de Wenzhou, en abril de este año.

Se trata de una tendencia que no da muestras de detenerse, puesto que otras demoliciones han tenido lugar en diferentes sitios del gigante asiático. Los medios internacionales han concentrado su atención en esta nueva forma de persecución de los cristianos. Pero el estudio del Pew Research Center indica que este fenómeno no se verifica solamente en China, y que el blanco no solo son los cristianos.


El estudio comienza con datos de 2007, cuando el Pew comenzó a recopilar información sobre el fenómeno, como uno de los aspectos particulares del campo de la libertad religiosa. Es un campo que incluye no solo la destrucción de las Iglesias o de los lugares de culto, sino también las incursiones de la policía durante los encuentros de oración y el secuestro de materiales religiosos o dedicados al culto.


Son, por lo menos, 34 los países del mundo en los que los gobiernos han dañado, de diferentes maneras, la propiedad de los grupos religiosos (los datos se refieren a 2012). Estas situaciones son cosa de todos los días en Medio Oriente y en las regiones del África septentrional (en siete de veinte países que integran esta zona). Estos fenómenos, en cambio, eran menos frecuentes en América, en donde el papel de “malos” se lo granjearon Cuba y Venezuela.


En la región que comprende Asia y el Pacífico, 16 de 50 gobiernos han dañado propiedades religiosas. Por ejemplo, en Birmania, las autoridades cerraron una mezquita que usaba la minoría étnica de los musulmanes Rohingya, e impidieron a muchas personas que celebararn las oraciones de Aid al-Fitr, que marcan el final del mes sacro del Ramadán.


Desde el punto de vista de la frecuencia, son tres los países en los que se registraron más de 100 casos (en 2012): China, Rusia y Tayiquistán. En esta última nación, el gobierno de Khatlon cerró más de 100 mezquitas, valiéndose del instrumento legal de la falt ade permisos para su construcción. Las mezquitas secuestradas habrían sido utilizadas (según delcararon las autoridades) como escuelas, centros médicos y demás estructuras de pública utilidad. En 22 de 34 países ha habido por lo menos 10 casos al año.


Aunque los cristianos y musulmanes tiene nel discutible privilegio de ser los creyentes más afectados, son muchos los grupos que sufren este fenómeno. En el Líbano, además de los daños que se han verificado en lugares de culto tanto cristianos como musulmanes, se registró la destrucción de un cementerio judío, en el marco de un proyecto de construcción de una calle. En Paquistán, las autoridades militares pidieron que fuera derribado un templo hindú en Karachi. En Banda Aceh, una ciudad de Indonesia, el gobierno decretó la clausura de diferentes templos budistas y cristianos, cediendo a las presiones de un grupo de fundamentalistas islámicos.


En la categoría de los países en los que se han verificado entre diez y cien casos al año, el estudio indica que en primer lugar se encuentra Irán, seguido de Arabia Saudita, Indonesia, Azerbaiyán, Siria, Paquistán, Angola, Uzbekistán y Kazajistán. Birmania, en cambio, encabeza la lista de los países en los que este fenómeno es menos frecuente (de un a nueve casos al año), seguida de Chipre. En este grupo también aparecen algunos países europeos, como Bielorrusia, Ucrania y Bulgaria.