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El gobierno marroquí quiere más respeto «a los valores» en la televisión
10 - 06 - 2014 - GENERALES -

El gobierno marroquí quiere un mayor respeto a los valores y a «la identidad nacional» en la televisión de su país, por lo que no ha dudado en embarcarse en una nueva polémica de tono político y moral con la oposición y los sectores laicos. La polémica se desencadenó el pasado martes, cuando el ministro de Comunicación, Mustafa Jalfi, dijo ante el Parlamento que su departamento había encargado un estudio durante un mes de los productos televisivos para evaluar la calidad de los programas.

De entre los 130 productos analizados, Jalfi eligió como ejemplo una película en la que «el marido y la mujer se ponen de acuerdo en que la esposa, con incitación del marido, tenga una relación ilegítima con el empleado que tienen en la casa. Y ello en una ceremonia en la que hubo vino», añadió indignado.
«Necesitamos medios de comunicación marroquíes, Marruecos no es Afganistán ni cualquier otro país (. . . ) El problema es que han querido hacer de Marruecos un burdel en México», dijo Jalfi ante la cámara parlamentaria, lo que provocó las protestas de muchos diputados. No quedó entonces claro el por qué de la alusión a México, en la que algunos diputados vieron una innecesaria torpeza diplomática.
Jalfi precisó hoy a Efe que México «es un país amigo» con el que «tenemos relaciones excepcionales», y subrayó que «la voluntad de denigrar» a ese país no fue suya, sino que ha venido por parte de quienes han querido «alterar mis palabras (con el fin) de atentar contra ese país, lo que es inaceptable». Aunque Jalfi siguió sin aclarar por qué eligió el caso de México, lo cierto es que en Marruecos han abundado en los últimos años las telenovelas latinoamericanas que popularmente son identificadas como «seriales mexicanos».
El ministro sí dijo que su gobierno tiene la «voluntad de asegurar un equilibrio a nivel de apertura en lo que concierne al conjunto de culturas extranjeras, e igualmente un equilibrio entre la producción nacional y extranjera en el polo público», dando a entender que hay demasiado material audiovisual extranjero.
Dado que el gobierno es frecuentemente atacado por la oposición de querer «moralizar» al país, Jalfi ha optado por los cauces legales: ha presentado una queja ante la Alta Autoridad Audiovisual por los contenidos observados en ese estudio de 130 «productos audiovisuales». Además, y para no centrarse solo en las escenas de adulterios, Jalfi dijo hoy en rueda de prensa que su gobierno pretende combatir «la banalización del delito y el crimen», advirtiendo contra cierta tendencia de algunos programas a «glorificar el crimen y presentar como héroes a los delincuentes».
Jalfi, a quien se considera un hombre muy próximo al presidente del gobierno, Abdelilah Benkirán, ha utilizado un tono inusualmente duro y firme en los últimos días para defender los principios de su Partido Justicia y Desarrollo (PJD, islamista). Según los observadores, el PJD, acusado de no atreverse a ejercer el poder cuando hace dos años llegó al gobierno con un contexto internacional más propicio (la primavera árabe) trata ahora de plantar batalla en lo que mejor sabe hacer: erigirse en defensor de la moral y los valores del Marruecos profundo.
El problema es que la batalla la plantea en los medios públicos, donde existe una feroz resistencia (mayor que la de la propia calle) a la moralidad que impregna el discurso de un partido que no por casualidad siempre recuerda su «referente religioso».