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Polonia: 25 años de una revolución en que no se hizo ni un sólo disparo
09 - 06 - 2014 - HISTORIA - Contemporanea

Tal vez por un sesgo ideológico, hay una fecha que se ha retirado de la conciencia europea y mundial, de la cual ninguno habla, de la que nadie se acuerda, sin embargo, es a partir de ese día de veinticinco años atrás, todo eso cambió en Europa, y de forma de una revolución pacífica, al mejor estilo católico. Aunque " todo nuestro sacrificio se lo entregamos a los burócratas" se quejaba recientemente Lech Walesa.

Las personas de fe no dudan que en la caída del muro de Berlín hubo algo sobrenatural, al punto que se lo menciona como la demostración de que se cumplieron las profecías de Fátima sobre Rusia. Pero el antecedente de eso estuvo en Polonia, cuando la resistencia popular liderada por el sindicato Solidaridad, con el apoyo de Juan Pablo II, logran las primeras elecciones libres en un país detrás de la cortina de hierro.

EL HECHO ASOMBROSO

El 4 de junio de 1989 un evento extraordinario tuvo lugar en Polonia, que llevó en noviembre del mismo año a la caída del Muro de Berlín, después de largas negociaciones, por primera vez en un país del bloque socialista se llevaron a cabo elecciones parcialmente libres, de las cuales nace el primer gobierno no comunista de Polonia, dirigido por el intelectual católico y miembro destacado de la oposición al régimen, Tadeusz Mazowiecki, quien falleció recientemente.

Uno de los fundadores de la Solidaridad (Solidarnosc), Konstanty Gebert, dijo en una reciente entrevista:

“El que ha visto el 89 pierde para siempre el derecho moral de ser pesimista, porque lo que sucedió entonces nunca había sucedido: el colapso del comunismo se extendió sin una gota de sangre. La Unión Soviética que ¿dice “lo siento” y se aleja? Pero no importa. Si un año antes alguien me hubiera dicho lo del 89, me habría reído. Así, que nosotros que lo hemos visto, que de alguna manera también hemos contribuido a estos acontecimientos, ya no tenemos el derecho de ser pesimistas, de decir a otra persona ‘no va a funcionar, no tiene posibilidades de éxito’ porque hemos visto un milagro”.

Ese evento tuvo sus raíces en las luchas de los trabajadores y los intelectuales polacos comenzadas desde 1956, continuadas en 1970 y 1976, y culminando en las huelgas de Gdansk en 1980 y el consiguiente nacimiento de Solidaridad, el primer sindicato independiente en un país comunista, que creció hasta diez millones de suscriptores, y que no fue eliminado, incluso durante el estado de guerra introducido por el general Wojciech Jaruzelski el 13 de diciembre de 1981, porque él siguió viviendo en la clandestinidad.

EL ESTRENO DE LA PELÍCULA DE ANDRZEJ WAJDA

El director polaco Andrzej Wajda ha estrenado la semana pasada el film ‘Walesa. El hombre de la esperanza’, presentado en el Festival de Cine de Venecia en septiembre pasado, que reconstruye los acontecimientos, pero es mucho más que una película histórica, biográfica o política.

Se trata de una película sobre el deseo, la esperanza y la certeza del corazón humano que no falla y no viene a menos, aun cuando choque con sus tormentos, sus propias preguntas, o incluso sus propias debilidades y contradicciones.

En el Festival de Cine de Venecia el mismo Andrzej Wajda dijo:

“Yo vi la primera Polonia bajo ocupación alemana, entonces invadida por Rusia, y sé lo difícil que es evaluar quienes somos realmente los culpables. Pero no es difícil de entender quién es nuestro héroe. Antes de él, los intentos para liberar a Polonia dirigida por intelectuales y la aristocracia habían terminado en fracaso. Hubo de arriba este electricista para que nos llevara a la liberación del régimen sin derramamiento de sangre. Admiré a Walesa desde el primer momento en que lo conocí, durante las conversaciones entre Solidaridad y la delegación del gobierno. Traté de mostrar, además de la dimensión psicológica, y “local”, el contexto internacional de su ascenso”.

La película toma como punto de partida la entrevista famosa que Oriana Fallaci hizo al líder de Solidaridad en 1981, y sirve como contrapunto a los numerosos flashbacks y a la narración de los acontecimientos después de esa reunión, así como sirve de contrapunto sobre la fe y el reloj de oro que Walesa deja sobre la mesa en su casa, para que su esposa lo venda para comprar comida cada vez que tiene la sensación que no va a volver o puede ser asesinado.

EL PAPEL CENTRAL DE LA IGLESIA

Aunque la película se centró principalmente en la figura de Walesa, la película también presenta la historia del pueblo polaco y la unidad especial, no siempre fácil e inmediata, que se crea entre los intelectuales y los trabajadores, que ha hecho de Polonia un panorama único en los países Europa del Este, y el papel desempeñado por la prensa clandestina para hacer crecer una conciencia común, capaz de resistir el poder abrumador y a menudo brutalmente violento de la policía, el ejército y los servicios de seguridad.

El papel central de la Iglesia polaca en la fundación, el crecimiento y la protección de la conciencia de la nación polaca, y el movimiento Solidaridad de Walesa, es indicado en dos momentos: la demanda de los trabajadores que se debe celebrar una misa en el interior de los patios en huelga y sobre todo, las imágenes de la Misa celebrada por el Papa Juan Pablo II en 1979 en Varsovia, durante la homilía, cuando dijo:

“Que tu Espíritu descienda y renueve la faz de la tierra… de esta tierra”

Muchos en Polonia lo indican como el verdadero momento del inicio de la renovación y de insuflar el coraje a la nación polaca; como el verdadero comienzo de los eventos que tendrán lugar un año más tarde.

Walesa en ese momento en la cárcel, la casa de Danuta, su esposa, debe someterse a una nueva incursión, en la radio resuenan las palabras del Papa y uno de los oficiales se arrodilla, inmediatamente reprendido por su superior.