El Obispo Gerard Hanna, delegado episcopal para el sector de los inmigrantes, declara: “Un análisis independiente ha demostrado que la actual política de Australia sobre los migrantes y los refugiados lleva a consecuencias trágicas. Esta política, que tiene un enfoque punitivo hacia los refugiados que buscan protección, está poniendo en riesgo la vida de muchas personas: por ello esperamos que se realice una revisión a fondo”. Según los obispos, se podrán esperar continuos disturbios en Manus Island, “donde los migrantes y los refugiados no tendrán ninguna esperanza de un cambio en su situación”. Australia, con su determinación de adoptar medidas disuasorias, “está alejando muchos refugiados de verdad. La falta de reconocimiento de los derechos fundamentales del hombre y esta política constituyen un desprecio para los que llegan a nuestras costas en busca de protección”, añade Mons. Hanna.
Pero, en esta delicada situación humanitaria, señala, “Nuestro gobierno continúa haciendo la vista gorda a los que dejan su patria debido a la violencia y la persecución”, con la esperanza de una vida mejor. Según la Iglesia australiana, dado que el de los refugiados es un fenómeno global en aumento, “los países desarrollados están llamados a aceptar la atención a los refugiados, sin medidas que inflijan daño y sufrimiento”.(FIDES)