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La clave secreta gnóstica de “Noé” que nadie capta
19 - 04 - 2014 - CULTURA - Cine

En “Noah”, la nueva producción cinematográfica épica de Darren Aronofsky, Adán y Eva son presentados como seres luminiscentes y desencarnados hasta el momento en que comen el fruto prohibido.Esta versión obviamente no se encuentra en la Biblia.

Y, entre muchas otras licencias imaginarias de Aronofsky como los monstruos gigantes de lava, esta escena ha llevado a muchos críticos cinematográficos a rascarse la cabeza. Los evangélicos conservadores se lamentan del hecho de que la película se tome tantas libertades con el texto del Génesis. Grupos más liberales han concedido su indulgencia al director: a fin de cuentas, no debemos esperar que un ateo confeso tenga las ideas de un creyente sobre los textos sagrados.

Ambos grupos sin embargo no han enfocado el objetivo. Aronofsky no se ha “tomado libertades”.

La película no se ha basado simplemente en la Biblia.

En defensa del director, debemos reconocer que la película ni siquiera se anunció como tal. En ninguna parte se ha dicho que “Noah” sea una adaptación del Génesis. Nunca se ha anunciado como “El Noé bíblico” o “La historia bíblica de Noé”. En nuestros días, los escombros del cristianismo humean aún lo suficiente para que, cuando alguien dice que va a rodar una película sobre Noé, todos sobreentiendan que será una versión de la historia de la Biblia. No es en absoluto lo que tenía en mente Aronofsky. Estoy seguro de que haya dejado que su productora creyera esto precisamente, porque si hubieran sabido lo que tenía en mente, no le habría permitido nunca realizar esta película.

Volvamos a la versión luminiscente de nuestros progenitores. He reconocido en seguida el “motif”: es una visión típica de la antigua religión gnóstica. He aquí una descripción del siglo II d.C. sobre lo que creía una secta llamada de los ofitas: “Adán y Eva en origen poseían cuerpos sutiles, luminosos y, por así decirlo, espirituales. Pero cuando vinieron aquí, los cuerpos se volvieron oscuros, grasos e indolentes” - Ireneo de Lyon, Contra Heresias, I, 30,9.

Me vino a la mente que una tradición mística más estrechamente ligada con el judaísmo, llamada Cábala (que la cantante Madonna hizo popular hace unos diez años) habría mantenido seguramente una visión similar, siendo esencialmente una forma de gnosticismo judío. Quité el polvo de mi volumen de la obra del siglo XIX de Adolphe Franck The Kabbalah (¡lo necesitaba!), y confirmé rápidamente mis sospechas:

“Antes de ser seducidos por la astucia de la serpiente, Adán y Eva no solo no necesitaban un cuerpo, sino que ni siquiera tenían un cuerpo; es decir, no eran terrenos”.

Franck cita el Zohar, uno de los textos sagrados de la cábala:

“Cuando nuestro padre Adán vivía en el Jardín de Edén estaba vestido, como todos en el cielo, con vestidos hechos de una luz superior. Cuando fue expulsado del Jardín de Edén y obligado a someterse a las necesidades de este mundo, ¿qué sucedió? Dios, dicen las Escrituras, hizo para Adán y su esposa túnicas de piel y les vistió; antes de esto vestían túnicas de luz, de la luz más alta, de la luz que había en el Edén”.

Es una cosa oscura, lo sé, pero la curiosidad se apoderó de mí y seguí profundizando.

He descubierto que el primer largometraje de Darren Aronofsky fue Pi (de 1998, no confundir con “La vida de Pi”). ¿Queréis saber cuál era el tema? ¿Estáis seguros?

Cábala

No es una coincidencia.

¿He conseguido captar vuestra atención? Estupendo.

El universo del “Noé” de Aronofsky es completamente gnóstico: un universo con grados “superiores” e “inferiores”. El elemento “espiritual” es positivo, y muy, muy, muy elevado: allí vive el dios inefable; el aspecto “material” es negativo, y muy, muy, muy inferior: nuestro espíritu es prisionero de la carne material. Esto vale no sólo para las hijas e hijos caídos de Adán y Eva, sino también para los ángeles caídos, descritos explícitamente como espíritus prisioneros en “cuerpos” materiales hechos de lava líquida enfriada.