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Secretario del Clero: formemos seminaristas para el pueblo de Dios
13 - 04 - 2014 - VATICANO - Organismos

Patrón Wong, nombrado Secretario de la Congregación del Clero y elevado a la dignidad del episcopado el 21 de septiembre, con el delicado encargo de los seminarios (materia que cayó en la jurisdicción del dicasterio que ahora dirige Beniamino Stella, debido a la convicción de que no se puede separar la formación de los seminaristas de la formación permanente de los sacerdotes), tiene una gran experiencia en el terreno. De 2002 a 2008 fue el presidente de la Organización de los Seminarios de México (Osmex), y después fue elegido presidente de la Organización de los Seminarios de América Latina.

Desde que vive en Roma, el yucateco Jorge Carlos Patrón Wong visita todas las tardes los colegios sacerdotales de la capital italiana: el colegio canadiense, el colegio latinoamericano, el colegio francés… Obispo titular de Papantla, Veracruz, de 2012 a 2013, fue nombrado Secretario para los Seminarios de la Congregación para el Clero. A mediados de septiembre del año pasado, recibió una llamada telefónica de madrugada; era el nuncio apostólico en México, Cristophe Pierre, que lo llamaba para preguntarle si estaba dispuesto a mudarse al Vaticano. «Como he hecho siempre en mi vida, dije que sí a la petición de mis superiores», cuenta ahora. «Pero no sé por qué me eligieron. Me imagino que buscaban a alguien que tuviera experiencia directa en el campo de la formación. Pero nunca me habría imaginado servir en la Curia Romana».


Patrón Wong, nombrado Secretario de la Congregación del Clero y elevado a la dignidad del episcopado el 21 de septiembre, con el delicado encargo de los seminarios (materia que cayó en la jurisdicción del dicasterio que ahora dirige Beniamino Stella, debido a la convicción de que no se puede separar la formación de los seminaristas de la formación permanente de los sacerdotes), tiene, efectivamente, una gran experiencia en el terreno. De 2002 a 2008 fue el presidente de la Organización de los Seminarios de México (Osmex), y después fue elegido presidente de la Organización de los Seminarios de América Latina (Oslam), cargo que desempeñó hasta 2009.


Visitar los colegios romanos después del trabajo es uno de los rasgos del estilo que el arzobispo mexicano ha llevado al Vaticano. «Diálog continuo, acompañamiento, discernimiento. Todo lo que pueda constituir un servicio más cualificado y más cerca de cada joven, para que pueda responder clara y fielmente al llamado de Dios. Queremos estar abiertos a todos, servir a todos».


Mons. Patrón Wong debe ocuparse de un aspecto fundamental de la Iglesia de Papa Francisco. El Pontífice argentino no se ha expresado en muchas ocasiones sobre el problema de la formación de los futuros sacerdotes, pero en las ocasiones en las que lo ha hecho ha usado siempre palabras durísimas. «La formación es una obra artesanal, no policiaca», dijo en un encuentro con los superiores generales, según indicó en “La Civiltà Cattolica” su director el jesuita Antonio Spadaro. «Debemos formar el corazón. De lo contrario formamos pequeños monstruos».


«Los hombres tiene la capacidad de hacer de cada una de las vocaciones una experiencia monstruosa», aclaró el arzobispo mexicano. «Los escribas y los fariseos eran hombres monstruosos en el sentido de que usaron la religión como medio de poder, como espejo de la propia enfermedad y de la propia monstruosidad. Lo que debemos hacer nosotros, en cualquiera de los momentos del desarrollo de la vocación sacerdotal, es la verdadera y existencial relación con Jesús, con nosotros mismos, con los demás que se encuentran dentro de la Iglesia y en la sociedad. Porque un sacerdote debe ser un hombre del encuentro: entra en relación con Cristo, con los hermanos dentro y fuera de la Iglesia. Y si los encuentros tienen el sabor dle servicio, de la entrega de sí, de la humildad, de la cercanía y de la ayuda a los demás, la vocación sacerdotal podrá ser la luz que ilumine otras vocaciones y todos los comportamientos se convertirán en encuentros».



Patrón Wong precisó que esta reflexión vale no solo para los sacerdotes, porque el sacerdocio es un servicio al pueblo de Dios: «Ni el mundo, ni la Iglesia, ni el cristianismo viven solo alrededor del clero. La vocación sacerdotal está dentro y acompaña a los demás, en la Iglesia y en la sociedad, al servicio de Jesús buen pastor». De esta manera se evita el peligro del “clericalismo” que en diferentes ocasiones Papa Francisco ha denunciado: «El clericalismo –dijo el Pontífice en un encuentro con los superiores de las Congregaciones religiosas– se cambia si somos siervos. La cultura del diálogo y de la cercanía rompe la estructura de la Iglesia clerical y alejada del pueblo». El sacerdocio tiene, evidentemente, una especificidad propia: «Es importante que en el proceso previo al ingreso al seminario y durante el seminario se viva la realidad del discipulado y de la misionariedad, con la especificidad de tener el corazón como el de Jesús pastor, que camina con su pueblo, dando la vida por toda la vida».


Pero la misión, y los riesgos de desfigurarla, nos llama a todos: «Si en la base de cada proceso vocacional ponemos el ser discípulos y misioneros de Cristo, dentro del pueblo que ha sido llamado en su conjunto por Dios, se evita la deformación de las vocaciones. Las palabras del Papa son ciertas para todos: puede haber laicos monstruosos, consagrados monstruosos, sacerdotes monstruosos». La “monstruosidad”, explica el Secretario de la Congregación del Clero, se materializa cuando «se toma a Jesús y se manipula con intereses personales. Cuando las propias debilidades, los propios pecados, los propios egoísmos usan la figura de Jesús para obtener una ventaja de tipo personal o social. Entocnes se usa la vocación como fuente de poder, manipulación, de control sobre los demás, de corrupción». En cambio, «todos necesitamos comprender y vivir nuestra vocación bautismal como discípulos y misioneros de Cristo. Dentro de esta vocación, de este llamado, se sitúa la vocación específica de la vocación sacerdotal».

El papel de la Congregación para el Clero, explicó el arzobispo mexicano, es como el de los formadores en los seminarios, que, a su vez, es como «la experiencia de los pardes empeñados en la formación de los hijos: cada día se aprende algo concreto para ayudarles en su crecimiento». El método, pues, es el del «diálogo constante, del acompañamiento, del discernimiento»: el seminario es una «comunidad vocacional, porque nadie desarrolla su vocación solo», y «nosotros queremos estar cerca de los obispos, de los rectores, de los formadores de los diferentes países apra que el recorrido de formación sacerdotal tenga en consideración las realidades concretas de los jóvenes y de la sociedad».


El dicasterio guiado por el cardenal Beniamino Stella, ex rector de la Pontificia Academia Eclesiástica (la escuela diplomática de la Santa Sede) se configura en una red de contactos y diálogos: «La Congregación pretende ayudar a todos los interlocutores a lo largo del camino vocacional: las asociaciones de seminarios, a nivel local, nacional y continental, las casas de formación, las conferencias episcopales. A Roma llegan muchos obispos, en ocasión de las visitas “ad Limina apostolorum”. Y después estamos en relación con los seminaristas de diferentes países que estudian en Roma y con sus formadores. Participamos en congresos en diferentes países, intercambiamos información, incluso gracias a internet. Es toda una red de comunicación».(Vatican Insider)