Con su visita a Bangui, Mons. Kleda ha querido “mostrar la solidaridad a los hermanos de la República Centroafricana, haciéndoles sentir que no están abandonados. He traído los frutos de las colectas especiales realizadas en las parroquias de Camerún para que los cristianos y los pastores puedan satisfacer las necesidades de miles de personas desplazadas acogidas en las instituciones católicas”.
El Arzobispo de Douala se ha reunido con Mons. Dieudonné Nzapalainga, arzobispo de Bangui y Presidente de la Conferencia Episcopal Centroafricana, a quien ha expresado la solidaridad de la Iglesia de Camerún, y señalado que el arma principal de los cristianos es la oración.
Según Mons. Kleda “es muy peligroso hablar de guerra confesional en Centro-áfrica”. En el país de hecho no se está ante una guerra de religión (no hay por ejemplo, casos de conversiones forzadas, a una u otra religión), sino que se está ante una guerra de depredación, conducida primero por los rebeldes Seleka (de los que, Mons. Kleda dice “no creo que sean musulmanes devotos”), y ahora de las milicias anti- balaka (“no creo que sean cristianos devotos, ya que usan amuletos para protegerse de las balas”, dice el obispo Kleda). “Decir simplemente que en Centro-áfrica hay un grupo de cristianos en lucha contra un grupo de musulmanes es muy peligroso y puede ayudar a dividir al país e incluso a crear problemas en la región”, concluye el arzobispo.
Camerún comparte una frontera con el norte de Nigeria, donde Boko Haram actua (que se supone que han secuestrado a dos sacerdotes italianos y una religiosa de Canadá en el norte, en la zona de Maroua), y por el otro con la República Centroafricana. Las palabras de Mons. Kleda son, por tanto, una advertencia para asegurar que la inestabilidad de este último país no se propague a toda la región. (Fides)