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Benedicto XVI habla de nuevo: hay que separar a creyentes y no creyentes
26 - 07 - 2021 - PAPADOS - Benedicto XVI
Es una Iglesia que debe hablar “con el corazón y el espíritu” y que debe “desmundanizarse”, porque “mientras los textos oficiales de la Iglesia hablen las funciones, pero no el corazón y el Espíritu, el mundo seguirá distanciarse de la fe”. (Fuente: Infovaticana)

Ratzinger subraya que “se espera un testimonio de fe verdadero y personal de los operadores de la Iglesia”; critica el hecho de que “en las instituciones eclesiales —hospitales, escuelas, Cáritas— muchas personas están involucradas en posiciones decisivas que no apoyan la misión de la Iglesia y, por lo tanto, a menudo oscurecen el testimonio de esta institución”; señala que “los textos oficiales de la Iglesia en Alemania están escritos en gran parte por personas para quienes la fe es sólo oficial”. El Papa Emérito también recordó que la Iglesia no separa el trigo de la cizaña, y el pescado bueno del pescado malo, y por tanto “no se puede tratar de separar el bien del mal, sino de separar creyentes y no creyentes”. De nuevo Benedicto XVI apunta que “la doctrina debe desarrollarse dentro y fuera de la fe, no estar cerca de ella”. La Iglesia en Alemania sufre una fuerte crisis, que el llamado ‘camino sinodal’ no ha hecho sino mostrarlo. El antecesor de Francisco ya instó a sus compatriotas a desmundanizar la Iglesia en su viaje a Alemania de hace casi 10 años. En la citada visita a su país natal, Benedicto XVI dio un memorable discurso en Friburgo en el que habló de la necesidad de la Iglesia de huir de la mundanización. “Las secularizaciones —sea que consistan en expropiaciones de bienes de la Iglesia o en supresión de privilegios o cosas similares— han significado siempre una profunda liberación de la Iglesia de formas mundanas: se despoja, por decirlo así, de su riqueza terrena y vuelve a abrazar plenamente su pobreza terrena”, dijo Ratzinger el 25 de septiembre de 2011. “La Iglesia compartía en aquellos momentos históricos”, con la tribu de Leví, “la exigencia de una pobreza que se abría hacia el mundo, para separarse de sus lazos materiales, y de este modo también su obra misionera volvía a ser creíble”. “No se trata aquí de encontrar una nueva táctica para relanzar la Iglesia. Se trata más bien de dejar todo lo que es mera táctica y buscar la plena sinceridad, que no descuida ni reprime nada de la verdad de nuestro hoy, sino que realiza la fe plenamente en el hoy, viviéndola íntegramente precisamente en la sobriedad del hoy, llevándola a su plena identidad, quitando lo que sólo aparentemente es fe, pero que en realidad no es más que convención y costumbre”, señaló. “Hay una razón más para pensar que sea de nuevo el momento de buscar el verdadero distanciamiento del mundo, de desprenderse con audacia de lo que hay de mundano en la Iglesia. Naturalmente, esto no quiere decir retirarse del mundo, es más bien lo contrario. Una Iglesia aligerada de los elementos mundanos es capaz de comunicar a los hombres —tanto a los que sufren como a quienes los ayudan—, precisamente también en el ámbito social y caritativo, la particular fuerza vital de la fe cristiana”, indicó el Pontífice alemán. “Ciertamente, también las obras caritativas de la Iglesia deben prestar una atención constante a la exigencia de un adecuado distanciamiento del mundo para evitar que, ante un creciente alejamiento de la Iglesia, sus raíces se sequen. Sólo la profunda relación con Dios hace posible una plena atención al hombre, del mismo modo que sin una atención al prójimo se empobrece la relación con Dios”, manifestó Benedicto XVI en Friburgo.