Hay motivos para la esperanza de la libertad religiosa mundial, dijo el jueves el cardenal Timothy Dolan de Nueva York en una reunión internacional de líderes religiosos y cívicos en Washington, D.C. «No estoy solo cuando me siento frustrado por los incesantes ataques a nuestra libertad aquí en casa, por grupos y un gobierno que deberían saberlo mejor, y en mayor grado en todo el planeta», dijo el cardenal Dolan en su discurso de apertura a la cena de clausura de la Cumbre Internacional de Libertad Religiosa el 15 de julio. Añadió: «Me atrae la esperanza de la oración, la atención a la Palabra de Dios y la solidaridad que obtengo infaliblemente en reuniones como esta. Que la religión pueda inspirar, alentar y fomentar la esperanza en un mundo que a menudo se considera desesperado es motivo de optimismo para nosotros. Ya que mantiene la religión y el seguro de su libertad en la parte superior de nuestra agenda». La Cumbre Internacional de Libertad Religiosa de 2021 fue una reunión de líderes religiosos y civiles de todo el mundo para abordar la persecución religiosa. El cardenal Dolan, al abordar el tema del liderazgo de Estados Unidos en la libertad religiosa internacional, expuso varios puntos de por qué los asistentes a la cumbre deben tener esperanza. «Primero, la libertad de religión ahora se ve como una preocupación de derechos humanos más que como una cuestión de “credo”. Esta insistencia en que la defensa de la libertad religiosa, el llamado que nos trajo aquí, es un tema de derechos humanos, no de credo, es muy esencial, ya que nuestros enemigos —y su nombre es legión— nos descartan como autoprotectores, fanáticos egoístas que simplemente quieren proteger nuestros privilegios y derechos limitados mientras sofocan el progreso ilustrado. También es esencial debido a la reducción de la influencia de la religión en la plaza pública». El cardenal Dolan señaló que el papa emérito Benedicto XVI elogió la libertad religiosa en las Naciones Unidas y dijo que «si la libertad religiosa se erosiona, desaparecerá la garantía de todas nuestras otras libertades». El gobierno de Estados Unidos ha comenzado a darse cuenta de la importancia de la libertad religiosa, a pesar de que «hay un largo camino por recorrer» en este asunto, dijo el cardenal Dolan, y mencionó otro motivo de esperanza. Dijo: «El exsecretario de Estado Mike Pompeo compartió conmigo que, como director de la CIA y luego como secretario de Estado, estaba asombrado por el analfabetismo sobre el papel de la religión en los asuntos mundiales entre nuestra comunidad de inteligencia y servicio exterior. Es casi como si fueran alérgicos a reconocer el impacto de la fe y la religión en los pueblos del mundo». Dolan dijo que experimentó esto en una visita al Líbano y Siria. Cuando le preguntó a un funcionario de la embajada de Estados Unidos si había interactuado con las antiguas comunidades cristianas de la zona, el funcionario respondió que «no era asunto nuestro» reunirnos con estas comunidades. Señaló que los recientes secretarios de estado John Kerry y Madeleine Albright habían atribuido el mérito al trabajo de los líderes religiosos para lograr la paz mundial. «Hay áreas como Irlanda del Norte, Nicaragua, Sudán del Sur y Afganistán, donde el progreso reciente nunca podría haberse logrado sin la participación directa de los líderes religiosos. Así que quizás finalmente estemos aprendiendo». El cardenal Dolan también compartió la historia del cardenal Pio Laghi, enviado especial papal a los Estados Unidos, quien se reunió con el presidente George W. Bush en marzo de 2003 e instó al presidente a no invadir Irak. «Después de que Laghi dejó la oficina oval después de lo que ahora sabemos que fue un intento inútil de cambiar la opinión del presidente, los periodistas le preguntaron: ¿Ha perdido la esperanza? El cardenal respondió: "Estoy en el negocio de la esperanza. No nos rendiremos”». «Es raro que las iglesias, sinagogas y mezquitas en los Estados Unidos no intervengan para proteger la libertad religiosa de los demás. Esto me da esperanza. Y, mis queridos colegas, ustedes y yo necesitamos esperanza».