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Dimite el cardenal Marx por los escándalos de abusos sexuales
04 - 06 - 2021 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Otros
El cardenal Marx dimite como arzobispo de Múnich y Frisinga. El también ex presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y miembro del Consejo de Cardenales que ayuda al Papa en el gobierno de la Iglesia, ha dimitido de su cargo de arzobispo de la diócesis de la capital bávara, presentando su renuncia al Papa. (Fuente: Infocatolica)

El purpurado, a sus 67 años, está lejos de llegar a la edad en la que los obispos presentan su renuncia, 75, y, presumiblemente, él podría haber tenido una prórroga generosa, ya que es uno de los hombres de confianza del Papa Francisco, siendo uno de los seis cardenales que le asesoran en la reforma de la Curia. En abril de este año, el purpurado alemán renunció a uno de los premios más prestigiosos de Alemania debido a las protestas de algunas víctimas de abusos sexuales. Marx envió la carta al Papa el 21 de mayo y, según las declaraciones que ha dado a conocer la diócesis, el Pontífice le ha dado permiso ahora para hacerla pública. El Santo Padre ha pedido al purpurado que se mantenga en el puesto hasta que decida algo al respecto. Les ofrecemos la carta publicada por la archidiócesis de Munich: Santo Padre: Sin duda, la Iglesia en Alemania está atravesando momentos de crisis. Ciertamente, hay muchas razones -incluso más allá de Alemania en todo el mundo- que no creo que deba enumerar en detalle aquí. Sin embargo, la crisis también es causada por nuestro propio fracaso, por nuestra culpa. Esto me parece cada vez más claro cuando miro a la Iglesia católica en general y esto no solo hoy, sino también con referencia a décadas pasadas. Me parece -y esta es mi impresión- haber llegado a un «punto muerto» que, sin embargo, también podría convertirse en un punto de inflexión según mi esperanza pascual. La «fe pascual» también es válida para nosotros los obispos en nuestro cuidado pastoral: ¡quien quiera ganar su vida, la perderá; quien la pierda, la ganará! Desde el año pasado he estado reflexionando sobre su significado para mí personalmente y -animado por el período pascual- he llegado a la conclusión de pedirle que acepte mi renuncia al cargo de arzobispo de Múnich y Freising. Básicamente, para mí se trata de asumir la corresponsabilidad relativa a la catástrofe de los abusos sexuales perpetrados por los representantes de la Iglesia en las últimas décadas. Las encuestas y evaluaciones realizadas durante los últimos diez años me han demostrado consistentemente que ha habido fallos tanto personales como administrativas, pero también fallos institucionales y “sistemáticos”. Las controversias y discusiones más recientes han demostrado que algunos representantes de la Iglesia no quieren aceptar esta corresponsabilidad y, por tanto, también la co-culpa de la Institución. En consecuencia, rechazan cualquier tipo de reforma e innovación en torno a la crisis vinculada al abuso sexual. Yo lo veo decididamente de otra manera. Hay dos elementos que no se pueden perder de vista: errores personales y fallos institucionales que requieren cambios y una reforma de la Iglesia. Un punto de inflexión para salir de esta crisis puede ser, en mi opinión, solo el del «camino sinodal», un camino que realmente permite el «discernimiento de los espíritus», como usted siempre ha subrayado y escrito en su carta a la Iglesia en Alemania. Soy sacerdote desde hace cuarenta y dos años y obispo desde hace casi veinticinco, veinte de los cuales fui Ordinario de una gran diócesis. Siento con dolor cuánto ha disminuido la estima hacia los obispos en la percepción eclesiástica y secular, de hecho, probablemente ha llegado a su punto más bajo. Para asumir la responsabilidad, según mi punto de vista, no basta con reaccionar sólo cuando es posible identificar, a partir de los hechos, quiénes son los responsables y cuáles son sus errores y omisiones. Se trata, por el contrario, de dejar claro que nosotros, como obispos, vemos a la Iglesia como un todo. Por otro lado, no es posible simplemente relegar los agravios al pasado y a los funcionarios de la época y así «enterrarlos». Personalmente, siento mi culpa y corresponsabilidad también por el silencio, las omisiones y el exceso de peso que se le da al prestigio de la institución. Solo después de 2002 y, posteriormente, con mayor intensidad desde 2010, emergieron los responsables de abusos sexuales. Sin embargo, este cambio de perspectiva aún no se ha materializado. La negligencia y el desinterés por las víctimas fue sin duda nuestro mayor defecto en el pasado. Tras el proyecto científico (estudio MHG) sobre el abuso sexual de menores encargado por la Conferencia Episcopal Alemana en la Catedral de Munich, dije que habíamos fracasado, pero ¿quién es este «nosotros»? Ciertamente yo también formo parte de ello. Y eso significa que tengo que sacar consecuencias personales. Esto siempre me ha parecido claro.