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Un arzobispo alza la voz contra el cierre de iglesias en Perú
31 - 03 - 2021 - IGLESIA - América
Los peruanos se quedarán sin misas en Semana Santa por segundo año consecutivo. «Es una decisión que no alcanzamos a comprender porque ella vulnera el derecho fundamental a ejercer propiamente la libertad religiosa y de culto». (Fuente: Infovaticana)

José Antonio Eguren Anselmi, arzobispo Metropolitano de Piura, una diócesis situada al norte del Perú, ha dirigido una carta pastoral a todos los fieles de Piura y Tumbes, con ocasión de la Semana Santa, en la que les ha agradecido todo lo que han realizado a lo largo de este año de pandemia desde sus parroquias, comunidades, movimientos eclesiales y grupos apostólicos. Además, ha querido recordar a los sacerdotes fallecidos, quienes han llevado durante este año de pandemia el consuelo de la Palabra del Señor y de los Sacramentos, a todos aquellos que lo necesitaban. Además, ha lamentado que el Gobierno de Perú haya decretado, para los días de Semana Santa, una inmovilización social obligatoria (cuarentena) en todo el Perú, por lo cual, por segundo año consecutivo no será posible celebrar presencialmente el Triduo Pascual, corazón del Año Litúrgico, los días más santos del año, cuando se celebran la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús. Eguren ha destacado que «esta es una decisión que no alcanzamos a comprender porque ella vulnera el derecho fundamental a ejercer propiamente la libertad religiosa y de culto. Como bien lo ha señalado la Presidencia de la Conferencia Episcopal Peruana, en nombre de todos los Obispos del Perú, en su carta del pasado 17 de marzo dirigida al Presidente de la República: «Los fieles reclaman a sus pastores abrir los templos y participar de la liturgia de la Iglesia, especialmente en Semana Santa»”. Además, ha escrito que «resulta muy preocupante que nuestros gobernantes conculquen nuestro derecho fundamental a la libertad religiosa, y no reconozcan la necesidad vital que tiene la inmensa mayoría de peruanos de atender a su salud y vida espiritual y no sólo a la física o psicológica, ya que el ser humano no es sólo materia, sino que es un ser a la vez corporal y espiritual. Pareciera que detrás de todo, hubiese una visión ideológica laicista y equivocada del ser humano que infravalora la dimensión espiritual de la persona, como si ésta no existiera, fuera irreal, o no tuviera importancia para el 90% de la población peruana, que se confiesa creyente. Esta actitud del Estado, colisiona con el artículo 50 de nuestra Constitución Política que señala, “que el Estado reconoce a la Iglesia Católica como elemento importante en la formación histórica, cultural y moral del Perú, y le presta su colaboración”. En este tiempo de pandemia, este artículo constitucional no es tomado en cuenta y parece ser que, con sus acciones, nuestras autoridades van en sentido contrario. En cambio, la Iglesia no sólo ha ayudado intensamente con sus diversas campañas de oxigenación, medicinas y alimentación a combatir durante un año el Covid-19 sino que, además, y a través de la estricta implementación de sus protocolos de bioseguridad, higiene y distanciamiento físico en sus templos, no ha sido ocasión de contagios». El arzobispo peruano ha destacado que: «Comprendemos la importancia de controlar la difusión del Covid-19, por eso mantuvimos los templos cerrados durante varios meses cuando la situación así lo exigía, y hemos suspendido las tradicionales procesiones y manifestaciones de religiosidad popular, incluidas las de Semana Santa, pero prohibir a nivel nacional las celebraciones litúrgicas al interior de los templos donde se cumple estrictamente el protocolo sanitario que la Iglesia Católica tiene consensuado con el Ministerio de Salud, y que viene aplicándose con responsabilidad, en un ambiente controlado, a distancia, y sin mayor movilidad, resulta un exceso si tomamos en cuenta, como nos advierte el Papa Francisco, que «la dimensión espiritual y moral de la persona no se puede considerar como secundaria respecto a la salud física…Además, un buen cuidado del cuerpo nunca puede prescindir del cuidado del alma». De otro lado, resulta excesiva e ilógica la limitación de los aforos permitidos para los templos, establecida en las categorías que el Ministerio de Salud ha diseñado para el control de esta pandemia. Esta limitación es aún más evidente cuando, “a otros rubros de la vida social se establecen niveles de aforo mayores, a pesar de que la movilidad de las personas es mucho mayor que en los templos donde los fieles participan de las actividades religiosas sin mucho movimiento”. Asimismo, no hay que olvidar que, “la libertad de culto no constituye un corolario de la libertad de reunión, sino que deriva esencialmente del derecho a la libertad religiosa…Por eso es necesario que sea respetada, protegida y defendida por las autoridades civiles, como la salud y la integridad física”. Sin embargo, y como buenos ciudadanos que somos, colaboraremos con las decisiones de nuestras autoridades». Eguren ha recordado también que «En esta pandemia y en toda tribulación y peligro, nunca estamos solos; la familia nunca está sola; Piura y Tumbes no están solos, el Perú y el mundo no están abandonados a su suerte. Jesús está presente con su Amor crucificado, Jesús nos sostiene con su gracia. Él, nos da la fuerza para seguir adelante, para afrontar y superar todo obstáculo y sacrificio. Es al Amor de Cristo en la Cruz al que siempre debemos acudir cuando el mal nos golpea con virulencia». Finalmente, ha señalado que todas las celebraciones, se realizarán nuevamente sin la presencia física del Pueblo de Dios y se transmitirán virtualmente. Y ha deseado una Feliz y Santa Pascua para todos los piuranos y tumbesinos. Desde que comenzó la pandemia, Perú ha tenido 1.540.000 casos de coronavirus y 51.801 fallecidos -el 0,16% de la población; el 29 de marzo se notificaron, en las últimas 24 horas, 3.894 casos nuevos y 166 fallecidos.