La santa muerte de una pequeña misionera que conmueve al mundo
12 - 03 - 2021 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Otros
Teresita Castillo de Diego, muerta a los 10 años de cáncer, ofreció su vida a Jesús y querÃa ser misionera, un honor que la Iglesia, a través de la Archidiócesis de Madrid, le concedió oficialmente. Hoy su caso ha traspasado nuestras fronteras. (Fuente: Infocatolica)
El sacerdote y vicario episcopal que la atendió en el hospital y la hizo misionera, ha escrito una carta a los presbÃteros de la vicarÃa madrileña que está a su cargo y que incluimos al final.
Santiago Cantera, prior de la abadÃa benedictina del Valle de los CaÃdos, habla ya de ella como de una santa, “como otras niñas santas, Pilina Cimadevilla, MarÃa del Carmen González Valero y Alexia González Barrosâ€, y cita la respuesta de Teresita a su padre cuando, antes de la operación del pasado 11 de enero, le aseguró que todo saldrÃa bien. “No, papá, iré al cielo. He soñado con Carlo Acutisâ€, el joven italiano recientemente beatificado a quien habÃa confiado su enfermedad.
Teresita era una niña rusa adoptada, hija única de una pareja madrileña de católicos devotos, Eduardo y Teresa. En 2015 le diagnosticaron un tumor, que a partir de febrero se convirtió en una verdadera “subida al Gólgotaâ€. Su caso se conoció viralmente, iniciándose una cadena internacional de oración, muchos de cuyos integrantes consideran a la niña “protectora de los niños misionerosâ€.
Carta del P. Angel Camino Lamela, osa, vicario episcopal de la VicarÃa VIII de la archidiócesis de Madrid
Queridos hermanos y amigos,
Esta vez no os escribo para convocaros a ninguna reunión ni para pediros estadÃsticas o comunicaciones. Esta vez os escribo, simple y llanamente, para notificaros el fallecimiento de una niña que ha repercutido mucho en mi vida personal y como Vicario. Una niña: Teresita; y unos padres: Teresa y Eduardo. ¡Una familia cristiana!…
Os explico brevemente. El pasado 11 de febrero, Jornada del enfermo, este año he ido a celebrar la EucaristÃa al Hospital de La Paz. La he celebrado acompañado de los capellanes y de una variada asamblea: médicos, enfermeras, familiares de enfermos, etc. Al concluir la EucaristÃa, acostumbro a ir con los capellanes a visitar a algunos enfermos para administrarles la Unción o darles la comunión. Esta vez los capellanes, sabiendo mi costumbre, habÃan propuesto que fuera a visitar a una niña gravemente enferma, que la operaban de un tumor en la cabeza al dÃa siguiente. Con muchÃsimo gusto acepté la propuesta. Hemos llegado a la UCI debidamente equipados, he saludado a médicos y enfermeras, y acto seguido me han llevado a la cama de Teresita que estaba junto a su madre Teresa. Un vendaje blanco rodeaba toda su cabeza, pero tenÃa la cara suficientemente descubierta como para percibir un rostro verdaderamente brillante y excepcional. La he saludado con todo afecto, indicándole que en ese momento venÃa en nombre del Sr. Cardenal Arzobispo de Madrid para traerle a Jesús.
Ahora os entrecomillo las expresiones de Teresita; me dice: «¿me traes a Jesús verdad?», sÃ, le respondo, te traigo a Jesús y la fuerza del EspÃritu Santo con la Unción. A continuación me dice: «¿Sabes una cosa? Yo quiero mucho a Jesús». Lo oye su madre y dirigiéndose a su hija le dice: «dile a Ãngel lo que tú quieres ser». Mira fijamente a su madre y le dice: «¿Se lo digo de verdad?» y la mamá dice: «tú verás». Teresita me dice: «yo quiero ser misionera». Me impacta tanto su respuesta, totalmente inesperada para mÃ, que cogiendo fuerzas de dónde no tenÃa, por la emoción que me produjo su respuesta, que le digo: «Teresita, yo te constituyo ahora mismo misionera de la Iglesia, y esta tarde te traeré el documento que lo acredita y la cruz de la misionera». Ella añade: «P. Ãngel ¿sabes una cosa?: yo rezo para que muchos niños conozcan a Jesús». A continuación le he administrado el Sacramento de la Unción, le he dado la comunión y la bendición apostólica del Papa Francisco. Ha sido un momento de oración, sumamente sencillo pero profundamente sobrenatural. Se han unido a nosotros algunas enfermeras que espontáneamente nos hicieron unas fotos, para mà totalmente inesperadas, y que quedarán como un recuerdo imborrable. Nos hemos despedido mientras ella con su mamá se quedaba rezando y dando gracias.
Esa mañana tenÃa una reunión de Arciprestazgo; en cuanto la terminé fui directamente a la VicarÃa y ayudado por los secretarios Miguel y Mª Pilar, elaboramos el oficio de misionera bajo un pergamino verdaderamente precioso. Recogà la cruz de la misionera y a las cinco de la tarde regresé de nuevo al Hospital de La Paz. Me estaban esperando los capellanes y fuimos derechos a la UCI nuevamente. En cuanto me ve la mamá dice en voz alta: «Teresita ¡no me lo puedo creer! Viene el Sr. Vicario con el regalo para ti». La niña que estaba medio dormida se despertó de inmediato y cogió entre sus manos el documento y la cruz. La mamá se lo lee en voz alta, mientras ella escucha atentamente y ocurre lo que nos imaginábamos, se emociona hasta que la madre la consuela, y Teresita dice en voz alta: «esa cruz pónmela en la barra para que la vea bien, y mañana la llevo al quirófano. Ya soy misionera». Nos despedimos con estas palabras de Teresitas: «Entonces P. Ãngel ¿soy misionera?», y yo respondo «tú eres misionera».
Aquà podrÃa terminar el relato de esta sencilla y profunda experiencia. Lo que yo no me podÃa imaginar es que a través de los contactos de los padres, este testimonio llegó a oÃdos del Delegado Nacional de Misiones. Me llama al dÃa siguiente y me hace esta pregunta: «¿tú has constituido en el Hospital de La Paz a una niña misionera?» efectivamente, le digo, «ayer después de darla la unción y la comunión, la constituà misionera con la oración preceptiva y posteriormente le llevé el documento y la cruz de la misionera». A continuación me dice: «este testimonio ha dado la vuelta en todo el mundo misionero de España y ya han puesto a Teresita como una nueva protectora para los niños en misión». Posteriormente los papás me han ido reenviando mensajes de distintas personas impactadas por el testimonio de Teresita.
Hoy domingo, 7 de marzo, a las 9:00 h. Teresita ha partido hacia el cielo. Se la ha velado en el Tanatorio de El Escorial. Estando rezando el Rosario con los papás y el aforo al máximo permitido, me ha llamado el Sr. Cardenal, D. Carlos Osoro, para hacerse presente. Han sido unas palabras llenas de esperanza que han consolado abiertamente a los padres, familiares y niños compañeros de Teresita. Ha concluido D. Carlos dando la bendición a Teresita de cuerpo presente y a todos los acompañantes.
Cuando he creÃdo que estaba todo terminado, la tÃa de Teresita en voz alta y delante de todos en la sala del Tanatorio me dice: «P. Ãngel ¿me permite que le ponga el audio que Teresita me envió el mismo dÃa que usted la constituyó misionera?». Por supuesto, respondÃ, y textualmente oimos con una voz muy suave, como de alguien que está cansado, pero que saca fuerzas de dónde no las tiene, y dice: «Hola tÃa, te cuento una cosa muy importante para mÃ, esta mañana después de recibir la Unción y la comunión, el Vicario de Madrid me ha constituido misionera: ya soy misionera». Como os podéis imaginar quedé sin palabras.
El entierro será mañana dÃa 8 de marzo a la misma hora que la EucaristÃa por D. Tomás Juárez. Los padres han comprendido perfectamente que no pueda acompañarles fÃsicamente. Estaré en la Misa de gloria que celebrarán a finales del mes de marzo.
Disculpad la extensión de la carta pero si este testimonio no lo comparto con los sacerdotes, vida consagrada y laicos de la VicarÃa VIII ¿con quién lo voy a compartir?.
Os invito, pues, a que recéis por Teresita y, sobre todo, a que os encomendéis a ella porque estoy convencido que va a proteger de un modo especial a toda la VicarÃa VIII, en la cual ella fue constituida misionera. Recibid un fuerte y fraterno abrazo.
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