La falta de debate sobre la Ley de eutanasia
24 - 02 - 2021 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Vida
España encara la recta final de la legalización de la eutanasia a través de la Ley de eutanasia que ha impulsado el Gobierno formado por PSOE y Podemos. (Fuente: Forumlibertas)
Esa Ley ha dejado de lado a otra necesaria: la Ley de cuidados paliativos, una norma que, de no estar aprobada, generará una situación de indefensión en las personas que encaran el final de su vida.
Además, el debate social y polÃtico que deberÃa haber tenido lugar ha sido secuestrado, ya que no se ha producido. A pesar de tratarse de una ley profundamente controvertida, el Gobierno no ha incorporado a los agentes sociales para participar en la misma.
Es por eso que han sido numerosos los profesionales sanitarios que se han posicionado en contra de esta ley, que afecta a su profesión.
En ese sentido, el médico y profesor Rogelio Altisent ha publicado un artÃculo en Diario Médico titulado “Cuando ya no se puede hacer nada y, sin embargo, hay mucho por hacer†en el que aborda la cuestión y en el que explica qué esconde la práctica de la eutanasia, que quiere legalizar el Gobierno.
“Siendo médico residente en 1983 una noche de guardia tuve que presenciar la agonÃa de un paciente que se ahogaba, dando bocanadas como un pez, ante la mirada impotente del equipo asistencial. Aquello me impactó y me removió. No entendÃa que la medicina pudiera ser tan inmisericorde. Empecé a buscar y a los pocos años encontré a quienes me reconciliaron con el rostro humano de mi profesión: Jaime Sanz Ortiz, Marcos Gómez Sancho, Xavier Gómez Batiste, Juan Manuel Núñez Olarte, Pilar Arranz, Josep Porta, Pilar Torrubia…, pioneros que introdujeron los cuidados paliativos en nuestro paÃs y fundaron la Sociedad Española de Cuidados Paliativosâ€, explica Altisent.
“De ellos -prosigue- aprendà algo inédito, aún hoy, en muchas facultades de medicina: a venerar a los enfermos que ya no se van a curar, sin tirar la toalla en el último tramo de la vida, cuando parece que ya no se puede hacer nada y, sin embargo, hay mucho que hacer“.
El doctor reconoce que los momentos más memorables de su práctica profesional los ha vivido “acompañando la agonÃa de algunos pacientes junto a sus seres queridosâ€. “Me he sentido muy próximo a Daniel Callahan cuando situaba la atención paliativa al mismo nivel que la curación y la prevenciónâ€, afirma.
“En el desarrollo de los cuidados paliativos -prosigue- he sido testigo de una larga marcha de 30 años con muchas batallitas. Recuerdo la derrota de los mitos de la morfina; el final de los trámites para prescribir opioides que tenÃan que pasar por el gobierno civil, como si dar morfina fuera un delito; las primeras unidades de atención domiciliaria; aquellos legendarios cursos de cuidados paliativos de los años 90, la introducción de los cuidados paliativos en el SNS, etc. Cada paso era como una acción guerrillera que se celebraba como si nos hubieran doblado la nómina. Era la lucha más noble que puede mover a las personas: aliviar el sufrimientoâ€.
El doctor afirma rotundamente que si no hubiera vivido todo esto hoy “serÃa un fervoroso partidario de la eutanasia o hubiera abandonado la profesiónâ€. Por esta razón, “escribo estas lÃneas de agradecimiento a quienes han luchado por esta causa sin cruzar la lÃnea que significa empujar un émbolo dirigido intencionadamente a terminar con una vida, algo que a algunos les parecerá difÃcil, pero que en el fondo acaba siendo lo más fácil cuando se repite dos vecesâ€.
“Veo mucha confusión, de la cual me siento en parte culpable por no haber sabido explicar mejor las cosas en mi trayectoria académica. Recientemente un joven colega me argumentaba en las redes a favor de la ley recién aprobada diciendo (sic): “Si la abuelita de la residencia está encamada, demenciada y ulcerada, y necesita cuatro ingresos al año, y dejó por escrito que no se le apliquen más tratamientos, pues me parece bien (esta ley de eutanasia)â€. Se recurre una vez más un caso caracterÃstico que ya tenÃa encaje en la Ley de AutonomÃa de 2002 y en el Código de DeontologÃa Médica de 2011. Asà se ha construido la opinión pública a la que se apelaâ€, explica Altisent.
El doctor se manifiesta desencantado con la clase polÃtica, con la que “no puedo expresar ningún agradecimientoâ€, ya que “ha dejado pasar cuatro legislaturas mareando borradores de leyes de cuidados paliativos para terminar aprobando una ley que no tiene ni un artÃculo dedicado a aliviar el sufrimiento, y con toda su artillerÃa enfocada a facilitar la muerte de quien sufreâ€.
“En paÃses con leyes de eutanasia más restrictivas -explica- ya se ha aplicado a pacientes con alcoholismo, anorexia mental e incluso a presos. Aquà no vamos a ser menos progresistas, se admiten apuestas. Pero sus señorÃas no suelen tener problemas para que la propia familia acceda a unidades de cuidados paliativos sin listas de esperaâ€.
“Auguro que la objeción de conciencia entre los profesionales será importante y generará distorsión en los servicios. No se si será necesario recurrir a equipos externos, aunque es de esperar que la Asociación Defensa de la Muerte Digna colabore altruistamente para evitar que se promuevan negocios en torno a esta ley (actualmente una eutanasia se cotiza a tres mil euros)â€, prosigue.
Finalmente ,el doctor Altisent afirma concluye con una consideración “esperanzadaâ€: “El Parlamento tiene la salida honrosa de impulsar con la misma celeridad una Ley de Cuidados Paliativos, aunque, por favor, que sea aportando comparecencias de expertos. Es una ley imprescindible que ya tienen prácticamente hecha y que pienso serÃa aprobada por consensoâ€.
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