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Reconocen virtudes heroicas del descubridor del Síndrome de Down
21 - 01 - 2021 - VATICANO - Causa de los Santos
La beatificación del doctor Jérôme Lejeune, descubridor del Síndrome de Down y gran defensor de la vida que por su rechazo al aborto fue descartado para el Premio Nobel, está un poco más cerca. (Fuente: Aciprensa)

El Papa Francisco autorizó este jueves 21 de enero la promulgación del Decreto de la Congregación para las Causas de los Santos que reconoce sus virtudes heroicas, paso previo para su reconocimiento como Beato. Nacido el 13 de junio de 1926 en Montrouge, Francia, el doctor Lejeune descubrió en 1958 la trisomía del par cromosómico 21, responsable del Síndrome de Down. El descubrimiento se publicó en la revista Nature en 1959. Desde entonces Lejeune dedicó todos sus esfuerzos a defender a estos niños ante los intentos de instrumentalizar su descubrimiento para justificar el aborto de los niños con esta condición. Esa postura del doctor Lejeune de defensa del derecho a la vida de los niños con Síndrome de Down hizo que su candidatura al premio Nobel de Medicina de 1970 no prosperara, a pesar de la trascendencia de su descubrimiento. A pesar de ello, en unas declaraciones a ACI Prensa en febrero de 2016, su viuda, Birthe Lejeune, explicaba que el descubrimiento de su esposo lo hizo muy feliz, ya que había investigado durante muchos años para lograrlo, pero sufrió una enorme decepción cuando vio que los gobiernos utilizaban la detección del Síndrome de Down para abortar a estos niños, y no para contribuir en el tratamiento de esta discapacidad. Las consecuencias de su rechazo al aborto no se limitaron a su descarte para el Premio Nobel. Al oponerse de forma activa a la ley del aborto en Francia sufrió el rechazo de parte de la comunidad científica. “Tras oponerse a la ley del aborto, de repente hubo un apagón: dejó de recibir donaciones y ayudas económicas para su investigación. No podía escribir en los medios de comunicación y no lo invitaban a las televisiones ni tampoco a congresos internacionales en los que durante años había sido el ponente principal”, explicaba su mujer. Ese rechazo causó un gran sufrimiento al doctor Lejeune, ya que, aunque no se lo tomó como algo personal, muchos de los que le rechazaron y se negaron a defenderlo eran amigos cercanos. Fue precisamente en ese momento de soledad cuando le llegó un gran reconocimiento desde el Vaticano. El Papa San Juan Pablo II lo nombró miembro de la Pontificia Academia para la Vida y consultor del Pontificio Consejo para los trabajadores sanitarios. Desde aquel momento, el doctor entabló una gran amistad con el Papa polaco. De hecho, durante la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en París en 1997, San Juan Pablo II visitó la tumba de su amigo. Jerome Lejeune falleció en 1994 y en junio de 2007 se inició su causa de beatificación.