Hombres y mujeres que trabajaban en plantaciones de arroz en la aldea de Koshobe, en el estado de Borno, al noroeste de Nigeria, sufrieron la brutal embestida de este grupo, con el saldo trágico de al menos 110 civiles asesinados, según reporta el coordinador humanitario de la ONU en el país, Edward Kallon. Los trabajadores agrícolas asesinados eran en su mayoría originarios del estado de Sokoto, distante a mil kilómetros al oeste, que había ido hasta Koshobe en busca de trabajo. El número de víctimas fatales podría aumentar. Kallon también aseguró que un número indeterminado de personas resultaron heridas, y que varias mujeres fueron secuestradas. Amordazados y degollados En un acto cobarde contra civiles indefensos, los yihadistas primero amordazaron a los agricultores, y luego los degollaron. En octubre pasado ya había degollado a 22 agricultores, en cercanías de Maiduguri, capital del estado. Según algunas fuentes, yihadistas acusan a la población de servir de espías a militares y milicias progubernamentales. Otras versiones, que no chocan con las anteriores, aseguran que la masacre fue en represalia por la detención de un miembro de Boko Haram en una zona cercana. El gobernador de Borno aseguró que los ciudadanos de esa zona viven en zozobra constante, porque “si se quedan en casa, se mueren de hambre y si salen a cultivar les matan los insurgentes”.