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Obispos de la UE piden conciliar las restricciones y la libertad de culto
19 - 11 - 2020 - IGLESIA - Europa
En un mensaje titulado “Recuperar la esperanza y la solidaridad”, los presidentes de la Conferencias Episcopales de la Unión Europea, conformada por 27 países, han querido enviar un mensaje “de esperanza y un llamamiento a la solidaridad” a las instituciones europeas y a los Estados miembros “en esta crisis que nos ha sobrecogido”. (Fuente: Infovaticana)

“Un mensaje en el que reafirmamos nuestro compromiso con la construcción de una Europa que ha traído la paz y la prosperidad a nuestro continente”, escriben los prelados, y con “sus valores fundacionales de solidaridad, libertad, inviolabilidad de la dignidad humana, democracia, Estado de derecho, igualdad y defensa y promoción de los derechos humanos”, aseguran. “Con nuestra fe cristiana en el Cristo Resucitado tenemos la esperanza de que Dios puede convertir todo lo que sucede en algo bueno”, aseguran los obispos con una feliz referencia trascendental. “Esta fe es el fundamento último de nuestra esperanza y de nuestra fraternidad universal”, añaden. Como Iglesia católica en la UE, “junto con otras Iglesias hermanas y comunidades eclesiales, proclamamos y damos testimonio de esta fe y, junto con miembros de otras tradiciones religiosas y personas de buena voluntad, nos comprometemos a construir una fraternidad universal que no deje a nadie fuera”, afirman sus eminencias y excelencias. Los obispos aseguran que la plaga de coronavirus “ha sacudido muchas de nuestras seguridades anteriores y ha revelado nuestra vulnerabilidad y nuestra interconexión”. A esta crisis que “nos sorprendió y nos pilló desprevenidos”, los países europeos respondieron al principio “con miedo, cerrando las fronteras nacionales y exteriores, algunos incluso negándose a compartir entre sí los muy necesarios suministros médicos”, escriben los prelados. “A muchos nos preocupaba que la propia Unión Europea, como proyecto económico, político, social y cultural, estuviera en peligro”, escriben. Según los obispos la UE demostró su capacidad para “redescubrir el espíritu de los Padres Fundadores”. “Es de esperar que el Plan de recuperación del COVID-19 y el Plan reforzado del presupuesto de la UE para el periodo 2021-2027, que se han acordado en la reunión del Consejo Europeo de julio y que actualmente se negocian entre el Consejo y el Parlamento Europeo, reflejen ese espíritu”, explican. Dicen que el futuro de la UE no depende “únicamente de la economía y las finanzas”, sino también del desarrollo de “un espíritu común y una nueva mentalidad”. “Esta crisis es una oportunidad espiritual para la conversión”, aseguran los prelados. “Ello obliga a replantear y reestructurar el actual modelo de globalización garantizando el respeto al medioambiente, la apertura a la vida, la importancia de la familia, la igualdad social, la dignidad de los trabajadores y los derechos de las generaciones futuras”. Vaya, pensé que era una conversión a Cristo. El Papa Francisco, con su Encíclica Laudato Si’, “ha proporcionado una brújula para conformar una nueva civilización” y con Fratelli Tutti “llama a toda la humanidad a la fraternidad universal y a la amistad social, sin olvidar a los marginados, a los heridos y a los que sufren”. “Los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, como la dignidad humana y la solidaridad, así como la opción preferencial por los pobres y la sostenibilidad, pueden ser los principios rectores para construir un modelo diferente de economía y sociedad tras la pandemia”, opinan. “La solidaridad europea debe extenderse urgentemente a los refugiados que viven en condiciones inhumanas en los campos y están seriamente amenazados por el virus”, alertan los obispos de la UE. “La solidaridad hacia los refugiados no sólo significa la financiación, sino también la apertura proporcional de las fronteras de la Unión Europea, por parte de cada Estado miembro”, aseguran. “La Iglesia ya se ha pronunciado sobre la acogida, distinguiendo entre los distintos tipos de migración (regular o irregular), entre los que huyen de la guerra y la persecución y los que emigran por motivos económicos o ambientales, y la necesidad de tener en cuenta las cuestiones de seguridad”, escriben los presidentes de las Conferencias Episcopales de la UE. Sus eminencias piensan “que hay ciertos principios, valores y obligaciones jurídicas internacionales que siempre deben ser respetados, independientemente de las condiciones de las personas involucradas, principios de actuación y valores que son la base de la identidad de Europa y tienen su origen en sus raíces cristianas”. También recomiendan que se faciliten “vías seguras y legales para los migrantes, y corredores humanitarios para los refugiados, mediante los cuales puedan venir a Europa con seguridad y ser acogidos, protegidos, promovidos e integrados”. “Europa no puede ni debe dar la espalda a las personas que proceden de zonas de guerra o de lugares donde son discriminadas o no pueden gozar de una vida digna”, afirman los eclesiásticos. Un elemento crucial para la Iglesia durante la pandemia “es el respeto de la libertad de religión de los creyentes, en particular la libertad de reunirse para ejercer su libertad de culto, respetando plenamente los requisitos sanitarios”, escriben. “Declaramos nuestra buena voluntad de mantener el diálogo entre los Estados y las autoridades eclesiásticas para encontrar la mejor manera de conciliar el respeto de las medidas necesarias y la libertad de religión y de culto”, señalan los prelados. Todas las iniciativas que “promuevan los auténticos valores” de Europa “serán apoyadas por nosotros”. “Confiamos en que de esta crisis podamos salir más fuertes” ―que recuerdos―, “más sabios, más unidos y más solidarios, cuidando más del hogar común y siendo un continente que impulse al mundo entero hacia una mayor fraternidad, justicia, paz e igualdad”, dicen los Sucesores de los Apóstoles.