Las puertas de las iglesias en Francia permanecerán cerradas para los ciudadanos que quieran ir a misa. Después de que el Consejo de Estado rechazara el recurso de la Conferencia Episcopal francesa, que pedía al gobierno el respeto de la libertad de culto durante el nuevo confinamiento, la Iglesia no ha podido hacer otra cosa más que adaptarse, si bien no oculta su malestar ante el comportamiento mostrado por el ejecutivo, guiado por el primer ministro Jean Castex. El Consejo de Estado había impuesto al gobierno una reunión con los obispos antes del lunes para encontrar una solución. Castex ha ignorado a la Iglesia durante toda la semana, salvo para convocarla in extremis mañana a fin de no contravenir las indicaciones del tribunal. Cientos de fieles reunidos delante de las iglesias Si los obispos han tenido que ceder a las indicaciones del Consejo de Estado, aunque esperan encontrar un acuerdo con el gobierno, los fieles católicos, en cambio, han decidido protestar contra esta prohibición. El domingo 8 de noviembre, 600 fieles se congregaron en Nantes delante de la Catedral de los Santos Pedro y Pablo para pedir participar en las funciones. También en Lyon y en Versalles los católicos se reunieron en gran número cantando y rezando el rosario. Se prevén manifestaciones similares en Orleans, París, Burdeos y Meaux. Todos estos eventos fueron declarados de manera regular en la prefectura y durante las manifestaciones se mantuvo la distancia de seguridad. Las reuniones son perfectamente legales desde el momento en que el gobierno, al decretar el nuevo confinamiento, no ha prohibido las manifestaciones. «Multaremos a los fieles delante de las iglesias» La reacción del ejecutivo no se ha hecho esperar. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha declarado a France Info: «No quiero enviar a la policía para que multe a unos fieles delante de una iglesia, pero si se repiten las manifestaciones, daré la orden este mismo fin de semana. Ya no habrá más sábados y domingos de laxismo». Al ministro ha respondido, también en France Info, Jean-Benoit Harel, fundador de la asociación Pour la messe (Por la misa), que ha organizado muchas protestas: «No salgo de mi asombro ante las palabras del ministro. Debería saber que nuestras manifestaciones han sido autorizadas, tal como prevé el artículo 3 del decreto del 29 de octubre. Si el ministro quiere multar a quien va a una manifestación autorizada por los prefectos y la policía, el que está violando la ley es él. La misa es fundamental para un católico». Publicado por Leone Grotti para Tempi.