Sobre el asunto se ha pronunciado el Cardenal Wilhelm Eijk, quien además es médico y miembro de la Academia para la Vida. El ministro de salud ya envió reglamentación Declara el purpurado que de acuerdo a una investigación hecha por el gobierno, quizás en 5 de cada 10 casos los cuidados paliativos no son suficientes para tratar niños enfermos, y que en estas situaciones se debe dar la oportunidad a los pediatras para terminar las vidas de estos niños sin ser perseguidos por la justicia. Esta medida se uniría a la posibilidad ya existente de terminar la vida de un niño seriamente enfermo o discapacitado hasta la edad de un año. Expresa el Cardenal Eijk que el ministro de salud del país ya ha enviado una carta a la Cámara de Representantes anunciando que redactará una regulación para que los pediatras – que practiquen la eutanasia o acaben con la vida de los niños con un sufrimiento ‘desesperado’ e ‘insoportable’, que se espera mueran en un futuro previsible – no sean castigados en determinadas condiciones. Constata el Cardenal que si lo querido por el ministro de salud se convierte en un hecho, “entonces la vida de las personas puede estar en condiciones de ser terminada por los médicos desde la concepción y a cualquier edad sin que haya sanción”. Se completa el círculo de la eutanasia “El círculo está completo”, se lamenta el Cardenal. El Cardenal recuerda, sin embargo, que “acabar con la vida no es un medio moralmente lícito de acabar con el sufrimiento”. Es cierto que todo el personal sanitario debe buscar aliviar el sufrimiento del niño, y que esto es un deber moral, de acuerdo al documento Samaritanus Bonus de la Congregación de la Doctrina de la Fe. Y se plantea el Cardenal, a manera de pregunta, la siguiente consecuencia de abrir la posibilidad de acabar con la vida del niño: “¿La creación de oportunidades para la terminación activa de la vida en los niños no desalentará la búsqueda de mejora en los cuidados paliativos, porque la terminación activa de la vida parece ser una solución eficaz?” El purpurado hace el recuento de lo que el llama la pendiente resbaladiza de la eutanasia en Holanda: “A principios de la década de 1980, la eutanasia en la fase terminal de una enfermedad física fue considerada aceptable. Más tarde también antes de la fase terminal. En la década de 1990, la eutanasia también se aplicó a los trastornos psiquiátricos y la demencia. Desde principios de este siglo en adelante, se aplicó a los recién nacidos discapacitados (niños desde el nacimiento hasta el año de edad). Y con lo que se ha propuesto, próximamente también con niños de 1 a 12 años”. “La historia del debate sobre la eutanasia durante los últimos 40 años muestra que los criterios para realizar la eutanasia se han ampliado cada vez más. ¿No sucederá lo mismo a largo plazo con respecto a la eutanasia en los niños?” El Cardenal Eijk pide “no completar el círculo. No demos este último paso, haciendo la eutanasia aplicable a todas las edades”. La vida humana es “un valor esencial” y no se puede hacer caso omiso de este principios