El diciembre pasado, el gobierno aprobó una ley que garantiza el derecho de los cristianos a practicar su fe sin ser molestados después de décadas de persecución, pero la normativa es desconocida y no se aplica en el interior rural del país. La entidad precisó que un grupo de pastores fue arrestado sin causa concreta y que las autoridades detuvieron a 4 creyentes que asistían a la misma iglesia hace unos meses, acusados supuestamente de «romper la unidad de la comunidad» y de «reunir a la gente para el culto sin permiso». Además, un prisionero cristiano identificado sólo como Inthy fue retenido en una celda de aislamiento diseñada para los criminales y asesinos más peligrosos durante 49 días, con las manos y los pies encadenados. En Laos, los cristianos se enfrentan a diversas formas de discriminación tanto por parte de la población local como de los funcionarios. A comienzos de 2020, la Misión de Ayuda Cristiana afirmó que «a 13 aldeanos de las aldeas cristianas se les negó la asistencia del gobierno durante una sequía prolongada y a los demás aldeanos se les negó la venta de arroz, sal, jabón y otros artículos necesarios». Sin embargo, a pesar de estos informes, el gobierno central de Vientiane, la capital, niega que haya persecución de los cristianos en Laos.