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Francisco firma su encíclica "Fratelli tutti"
03 - 10 - 2020 - VATICANO - Documentos
En una misa sencilla, al estilo de la casa franciscana, ante uno de los grandes isnpiradores de la encíclica y del papado de Bergoglio. (Fuente: Religiondigital)

Llega Francisco a la entrada del Sacro convento en un pequeño utilitario, para bajar a la cripta de la Basílica, donde va a celebrar la eucaristía a la hora nona, la hora de la muerte de Cristo en la Cruz, con la presencia de una veintena de frailes franciscanos. Con su andar bamboleante, entra el Papa y besa el altar. A su llegada al Sacro Convento en una visita privada a causa de la Covid, además del saludo al obispo de la ciudad de Umbría, Mons. Domenico Sorrentino, también saluda al cardenal Agostino Vallini, legado pontificio para las basílicas de San Francisco y Santa María de los Ángeles en Asís. La primera lectura del libro de la Sabiduría. La segunda lectura de Pablo a los Gálatas: “Llevo los estigmas de Jesús en mi cuerpo”. Y el Evangelio de Mateo: “Te bendigo Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los sencillos”. Tras la lectura del Evangelio, en vez de homilía, el Papa se sienta y todos escuchan en silencio el rumor de la Palabra de Dios. Economía, incluso, de palabras. Tras el tiempo de silencio, el Papa continúa la celebración de la eucaristía, con toda la sencillez y sin ni siquiera incienso, escenificando el sueño de los dos Franciscos de una Iglesia sencilla, austera y pobre para los pobres. Al final de la misa, el Papa se levanta y dice: "Ahora, firmaré la encíclica sobre el altar, que coloca sobre el altar el encargado de las traducciones y de los discursos del Papa, Paolo Luca Braida. Por eso quise que estuviese con nosotros hoy, junto a otros dos traductores. Como gratitud a la primera sección de la Secretaría de Estado". Tras la firma, el acto se cierra con el aplauso de la veintena de frailes y monjas presentes, mientras el Papa se retira a la sacristía, para, después, encontrarse con los franciscanos y saludarlos, antes de regresar a Roma.